Lidia Señarís, escritora y periodista, habla de El aliento del lobo.

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 16-03-2024

 
 

Por Lidia Señarís Cejas
Escritora y Periodista
 
De este libro me lo sé todo… (aquí les cuento un cotilleo)
En mi serie «Libros que veo nacer», de vez en cuando os cuento detalles de algún que otro título, pero este de hoy es muy especial. Aquí sí tengo «la exclusiva». Se trata de «El aliento del lobo. La Stasi, el Muro de Berlín y la vida de nosotros», del periodista, escritor y editor cubano afincado en Berlín, Amir Valle.
He estado demasiado cerca de estas 335 páginas como para emitir un juicio, pero precisamente por eso, ahí va, en cuatro palabras: ¡Vale muchísimo la pena!
Y ahora les cuento cómo nació: Andaba el editor de Anaya, Eugenio Tuya (Nene del Cerro) buscando un libro para el sello Oberon, en ocasión del 35 aniversario de la caída del Muro de Berlín, que se celebra en noviembre de este año. Por si no lo saben, os contaré que Eugenio Tuya es el responsable de las ediciones españolas de éxitos editoriales como «Los ingenieros del caos», «Cómo alimentar a un dictador» y «Nadia Comăneci y la policía secreta. Historias de la Guerra Fría», entre otros.
Como colaboro habitualmente con Anaya y en particular con Tuya, me enteré, y ni corta ni perezosa, propuse a Amir Valle para la tarea, pues sabía de sus investigaciones en la antigua sede de la Stasi y de sus peripecias periodísticas en la Deutsche Welle, amén de su pulso narrativo, ya demostrado en más de 30 libros.
Después de examinar algunos de sus títulos anteriores, estudiar su currículo y conversar con Amir sobre el posible enfoque del proyecto, Tuya me llamó y me dijo:
― Vale, este libro es de Amir Valle, pero con una condición: te encargas tú de la corrección de estilo.
― ¿Yo? Pero tú sabes que prefiero la ciencia y el arte a la política… Además, Amir es mi amigo y un escritor con pedigrí, tendría que leerlo con lupa y llevarlo estrictamente «contra la pared».
― Por eso mismo. Muchos autores que nunca habías ni visto, te aprecian, a pesar de que los llevas «a la una, mi mula, y a las dos, mi reloj…». Así que este, con más razón, no va a empezar a odiarte ahora. En todo caso, ese siempre es el riesgo.
Y allá que fuimos. Este mundillo literario es letal. Pero por el camino descubrí algo sorprendente: Amir, quien (como el que más) a veces exhibe su ego de escritor, sobre todo cuando lo atacan, mostró una humildad y una paciencia sin límites ante todas mis sugerencias y las del editor. El resultado (gracias a su talento y oficio): un gran libro. No sólo por su detallada información y documentación, sino por el estilo narrativo ágil e imaginativo con que está contado, por su humanidad y también por esa impecable factura editorial y gráfica, tan característica de Anaya.
Pueden no creerme. Pensar que estoy arrimando el ascua a mi sardina. Pero eso tiene fácil solución: ¡Léanlo! Y ya me dirán.
***
Por cierto, como siempre, mi gratitud no sólo a Tuya, sino también al equipo: Celia Antón, con sus portadas y mi querida Claudia Valdes-Miranda Cros en la maquetación.

Vargas LLosa reflexiona en El País a partir de mi libro sobre la censura en Cuba

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 17-07-2022

Mario Vargas Llosa me escribió este martes, 12 de julio, para darme una alegre sorpresa sobre la lectura que hizo de mi libro «La estrategia del verdugo. Breve panorama de la censura cultural en Cuba«. Decía en su carta: «Querido Amir: Escribí la próxima Piedra De Toque (saldrá el domingo) después de leer tu libro que, espero, encuentres a la altura de tu ensayo. Aunque se te deslizaron algunas repeticiones, creo que es un excelente libro y merecía salir en El País». 

Hoy, domingo 17 de julio, acabo de leer su columna y me siento premiado: Que un escritor de su altura tome mi libro como base para reflexionar sobre los atentados contra las libertades de creación en Cuba y el mundo, cada vez más comunes en los tiempos que corren, es para mí un gran premio. 

En su primer párrafo dice que es un libro «escrito de prisa» y tiene toda la razón: hay libros que uno escribe así, corriendo, sin darle el tiempo que algunos temas necesitan: en mi caso, sentí la necesidad de hacer un panorama de la  censura en Cuba, desde 1959 hasta la fecha, impulsado por las pequeñas pero importantes rebeliones intelectuales en Cuba, en 2019, que terminarían poco después en proyectos opositores como el Movimiento San Isidro, el Movimiento 27 N, el proyecto Archipiélago, entre otros.

Aquí les pongo, en texto, las reflexiones de Mario Vargas LLosa en su columna «Piedra de Toque», en el diario español El País.

El libro puede adquirirse aquí: La estrategia del verdugo. Breve panorama de la censura cultural en Cuba – Amir Valle (Compras desde Estados Unidos y América Latina)La estrategia del verdugo. Breve panorama de la censura cultural en Cuba – Amir Valle (Compras desde Europa)

–***–

PIEDRA DE TOQUE 

Derechos de autor

La capacidad de opinar libremente está cortada en las dictaduras ideológicas y militares, eso es lo que desmoraliza a los ciudadanos y disminuye la adhesión de la población a esos gobiernos.

MARIO VARGAS LLOSA – 17 de julio de 2022

 

Amir Valle, autor cubano exiliado en Alemania, me envió su libro, titulado La estrategia del verdugo, que ha ganado el premio Carlos Alberto Montaner de ensayo, sobre los abusos que se cometen con los escritores en Cuba, y lo leí de inmediato, algo que no había hecho hacía muchos años con los textos procedentes de esa isla, a la que Virgilio Piñera apostrofó así: “la maldita circunstancia del agua por todas partes me obliga a sentarme en la mesa de café”, Está escrito deprisa y tiene erratas, pero el objetivo del libro, denunciar los atropellos que se urden con los derechos de autor en la isla, se cumple a carta cabal.

Por lo demás, en todos los países donde el Estado toma el control de la vida económica —Estados comunistas o ciertas dictaduras militares— ocurre la misma cosa. Es insensato pensar que los burócratas dedicados a la innoble tarea de censurar pudieran dejar pasar una sola frase contra el régimen, indisponiéndose de esta manera con sus amos. En Cuba, desde los inicios de la revolución, esa fue una realidad sin excepciones.

En los países capitalistas no suele existir la censura de prensa, salvo en las dictaduras como la española en tiempos de Franco, y todo está librado al mercado. Los libros que atraen cierto interés del público suelen ser disputados por los editores independientes a golpes de chequera, pero es un error pensar que todos los países capitalistas son idénticos a este respecto, pues hay grandes diferencias entre Estados Unidos, por ejemplo, y Reino Unido y Francia, donde ensayos de poco atractivo para las grandes masas de lectores pueden encontrar un editor, cosa que en Estados Unidos es mucho más difícil. En todo caso, en estos últimos países no existe la censura previa, ni la censura a secas, y los lectores afectados por los textos publicados pueden acudir a los tribunales en busca de enmienda o satisfacción. Dependerá mucho de la cultura del público, y de sus exigencias y demandas, pero sus textos, aunque relativamente de pocos ejemplares, suelen encontrar siempre un editor. Depende de la calidad del libro y ésta, si es alta desde el punto de vista literario, no suele ser un obstáculo para su divulgación (la poesía, por ejemplo).

Esto, en gran parte, hace que la atmósfera de esos países sea mucho más respirable que la de las dictaduras socialistas “rodeadas de agua” y de policías culturales, como recuerdan Virgilio Piñera y Guillermo Cabrera Infante en el colofón de este libro. Sus páginas, por lo demás, abundan en juicios oficiales de una ferocidad extraordinaria, en que los escritores insumisos pueden ser condenados a penas de prisión de 15 o 20 años, cuando se exceden en sus críticas (y sus libros, ni qué decir tiene, no serán nunca publicados). Por lo demás, en los últimos años, nuevas sociedades se han abierto al mercado de libros, de incierta solvencia, China por ejemplo, o los países árabes, donde, por las dificultades del lenguaje, es difícil controlar a los traductores, un añadido suplementario a la dificultad de las traducciones (muchas veces los textos originales sufren una retraducción del inglés). En América Latina, con algunas excepciones como las de Chile, Argentina y México, y en África, las ediciones piratas se multiplican por el continente con el consiguiente perjuicio para los autores, que reciben, algunas veces, ridículos derechos de autor por sus libros publicados. Los editores que cumplen con los contratos se quejan a menudo de que las ediciones piratas los perjudican a ellos también, y sin lugar a dudas tienen razón, sobre todo cuando los jueces, llamados a intervenir, incumplen sus funciones o las demoran hasta el infinito.

Saber que todo lo que se publica, revistas, periódicos, libros, o filmes en cinemas y programas televisivos y radiales, está cuidadosamente censurado tiene, por efecto, desmoralizar a la gente, sabiendo que todo lo que lee ha sido antes revisado por funcionarios gubernamentales, y que lo impreso o filmado tiene la marca indeleble de la distorsión y la acomodación. Esto suele ser “irrespirable” y obliga a los países comunistas, y a las dictaduras militares, a ser sumamente prudentes o imprudentes con esta función, lo que aumenta generalmente la disidencia o la indiferencia del público, algo de lo que todos los países sin libros pero libres padecen y sueñan con su liberación. En Cuba, por ejemplo, hay los autores a los que la Revolución anima a exiliarse antes que castigarlos por su desobediencia —Amir Valle es muy detallista en este tema—, y los escritores a los que permite una cierta independencia, autorizándolos a utilizar editoriales o agencias extranjeras, aunque deduciéndoles en parte o en todo los beneficios económicos que de su situación se deriva. Entiendo que es el caso, en Cuba, bastante dramático, de Leonardo Padura, el autor de El hombre que amaba los perros, sobre la muerte de Trotski, una, sea dicho de paso, magnífica novela.

En Europa occidental el problema no existe, y en la oriental está en vías de resolverse, de modo que los escritores no tienen problemas (siempre que consigan agentes o editores.) Pero esta es apenas una parte muy minoritaria del mundo, y en el resto de él los autores suelen ser maltratados y engañados, porque son publicados sin su permiso y sin que se respeten sus derechos, o traducidos bárbaramente. (Recuerdo mucho a una estudiante de la Universidad de Moscú que vino a entrevistarme, a la que pregunté sobre la calidad de mis traducciones al ruso. Su respuesta fue categórica: “todas execrables y no solo por razones políticas”. Se lo dije a mi editor en Moscú, y él se limitó a consolarme diciéndome que la próxima vez buscaría mejores traductores para mis ensayos y novelas.)

El derecho a opinar libremente está cortado en las dictaduras ideológicas y militares y eso es lo que disminuye la adhesión a esos gobiernos. En efecto, es muy difícil dialogar o criticar algo cuando se tiene clausurada la boca y la cabeza o se reciben por esa crítica largas penas de prisión. Las adhesiones que mediante este sistema se consiguen son ficticias, superficiales, y se encargan de advertirlo muchos de los escritores que visitamos en los países socialistas, y, en diálogos privados con ellos, adherentes y beneficiarios del sistema, recibimos, al oído, la confesión de aquellos “cautivos” que nos revelan “no pueden hacer otra cosa” que mentir y engañar, “dadas las circunstancias”. Uno no sabe a qué atenerse: ¿se trata de verdaeros héroes, que engañan al sistema, o de cínicos que mienten por doquier y no saben ellos mismos cuándo dicen la verdad?

El sistema democrático no es siempre ejemplar, suele haber en él disparidades de ingresos gigantescas y no siempre en función de lo que los más beneficiados aportan al sistema, además de jueces injustos o cínicos, que aprovechan su posición para enriquecerse, o autoridades que igualmente se benefician de los cargos que ocupan, y mil cosas más. Pero en este campo, no hay la menor duda: la democracia es mil veces preferible al régimen sin libertad de expresión, donde todos los atropellos pueden ser simulados y convertidos en “los beneficiados serían los traidores del sistema”. Sin embargo, es obvio, por el libro de Amir Valle y otros que insisten sobre estos temas, que la libertad es preferible a la censura, de la que yo fui testigo con mi primer libro de cuentos, cuando era preciso ir a una oficinita en Madrid que no tenía la menor indicación de ser estatal, donde había que dejar un manuscrito, que se recibía días más tarde, con indicaciones de palabras que habrían de ser suprimidas o cambiadas porque eran intolerables al régimen. Una de las que me hicieron cambiar en aquel librito de cuentos fue “falleba”, ante mi sorpresa, pues no sé en qué forma la “manija” o “empuñadura de una puerta” podía afectar al régimen de Franco.

Ignacio Cárdenas Acuña: un clásico eterno de la novela negra cubana

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 26-09-2021


No hay en la novela negra cubana un autor más “negrocriminal” que Ignacio Cárdenas Acuña. Y entiéndase algo: esa etiqueta, “negrocriminal”, es la denominación más recurrida por los críticos al diferenciar términos utilizados anteriormente, como “novela de intriga”, “literatura policiaca”, “novela detectivesca”, entre otros. Porque al término “novela negra”, acuñado a partir de ese universo narrativo creado en sus obras por clásicos como Dashiell Hammett o Raymond Chandler, la crítica literaria suma dos nuevos ingredientes: “lo negro social” (es decir, esos mundos oscuros, marginales, delincuenciales por necesidad de supervivencia, que gravitan en ciertos sectores de la población) y lo “criminal moderno” o simplemente “criminalidad” (clasificación técnica surgida de los estudios criminológicos en las sociedades actuales, donde el crimen forma parte cotidiana del comportamiento de esas sociedades).

Ya en su novela Enigma para un domingo (1971), Cárdenas Acuña presentaba un ámbito novelado que iba más allá de la tradicional novela negra e incluía esos nuevos ingredientes, con lo cual sus propuestas, sin proponérselo tal vez, no podían ser encasilladas en la nueva onda discursiva de lo que se conoció en Cuba como “novela policial”, un escenario mediocre, de creadores mayormente mediocres, donde abundaban los maniqueísmos dramáticos, las ideologizaciones oportunistas de las tramas, e incluso los calcos de lo peor que se produjo en la literatura que más comenzó a influir en Cuba políticamente: la soviética, específicamente el policial soviético y la literatura soviética de héroes y superhombres. Tal vez por eso, luego de un éxito de público y crítica casi absoluto, Enigma para un domingo fue quedando aplastada por las oleadas de mala literatura que llenó las librerías, y de la cual apenas han sobrevivido algunas obras de Daniel Chavarría, Justo Vasco, José Latour y Rodolfo Pérez Valero, por citar a los que considero, como Cárdenas Acuña, maestros del género.

Esa mirada social, que rendía homenaje al oscuro mundo de la novela negra norteamericana al tiempo que intentaba encontrar (en la Cuba prerrevolucionaria o en la Cuba socialmente explosiva de inicios de la Revolución Cubana) las aristas más oscuras y podridas de la sociedad, la política y la historia nacional, se consolida en sus dos novelas posteriores Con el rostro en la sombra y Preludio para un asesinato (ambas de 1981). Pero se radicaliza aún más, convirtiéndose en un estilo propio, en  Los duros no lloran (2013), donde rescata a su mítico Juglar Ares, investigador, rara avis de la fauna capitalina precastrista, quien tendrá que enfrentarse a un complot político engendrado por la fría mente de un asesino al servicio del gobierno de turno y que comienza cuando (al estilo de los mafiosos norteamericanos) una ráfaga de ametralladora disparada desde un auto en marcha frustrará el intento de Ares de salvar a un antiguo conocido, el reportero político Aquiles Roselló, quien lo había llamado en horas de la madrugada para pedirle ayuda porque se sentía amenazado de muerte.

Ese suceso disparará una trama de intrigas, aventuras y enredos, siempre narrados con esa maestría de Cárdenas Acuña para recrear atmósferas tétricas y oscuras, en las que, curiosamente (y esta es una de las genialidades narrativas de esta novela), el lector se verá impactado todo el tiempo por la suspicacia y la retorcida mentalidad de ese “malo” que en su maquiavélico accionar hará aún más poderosa, más creíble, la configuración psicológica de Juglar Ares en un verdadero proceso de retroalimentación dramática, al estilo de las grandes novelas. Porque en ese aspecto, en configurar personajes de una rotunda credibilidad y una visualidad teatral seductora, Cárdenas Acuña está a la altura de Hammett, Chandler y Simenon. No es un hijo, como se ha dicho; no es un producto derivado de estos grandes autores, como se ha dicho: es único, como ellos, pues sus personajes, sin dejar de tener esos toques universales que caracterizan a ciertos protagonistas del género, son auténticamente cubanos, tienen la gracia seductora del caribeño y la picardía finísima que sólo tienen aquellos que han surgido de esas raíces culturalmente mezcladas que conforman la nación cubana.

La ciudad, esa Habana que se hizo internacionalmente conocida en la primera mitad del siglo XX por la presencia de mafiosos como Meyer Lansky y Lucky Luciano en su contubernio silencioso con los políticos de turno, no es aquí (ni en ninguna otra novela de Cárdenas Acuña) simple telón de fondo o escenografía folclórica, sino un organismo vivo, que muestra sus claroscuros humanos, que corrompe, seduce y despierta las más controversiales reacciones en los personajes. Una ciudad cosmopolita, donde el poder político y económico se diluye como zumo vital en las venas de esos submundos, ocultos a la mirada inocente del ciudadano común, que forman el escenario perfecto para los dilemas existenciales a los que deberá vencer Juglar Ares si desea salir airoso en su lucha contra ese poder que, por momentos, parece sobrepasarlo, confundirlo, engañarlo, burlarlo.

No por gusto se considera a Ignacio Cárdenas Acuña el decano de la literatura policiaca cubana: Aun cuando algunos se resistan a reconocerlo, hay mucho de su herencia en la novela negra que se escribió después.

No por gusto se habla también de Juglar Ares como el primer detective de la novela negra en Cuba: en casi todos los protagonistas, investigadores o policías que surgieron después en la narrativa negrocriminal cubana, hay guiños y signos que delatan el impacto del investigador creado por Cárdenas Acuña; incluso en el más conocido hoy, el Mario Conde, de Padura, hay muchas coincidencias: carismático, seductor, solitario, de suspicacia fuera de lo normal y, lo más curioso, desencantados ambos de la sociedad.

Con sus 97 años, humilde, silencioso como el personaje que lo convirtió en un clásico vivo de la novela negra cubana e internacional, Ignacio Cárdenas Acuña sigue teniendo una mente lúcida, y continúa escribiendo como los grandes maestros de la literatura universal. Aunque casi olvidado en la isla desde que cometió “el pecado” de radicarse en los Estados Unidos, donde reside actualmente, nadie se atreverá jamás a negarle ese sello personal y esa impronta con que marcó el género en Cuba y, por extensión, las letras cubanas del siglo XX.

***

Puede adquirir la novela, en este link: Los duros no lloran, Ignacio Cárdenas Acuña

Vilches: un hombre escandalosamente bueno

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 10-12-2020


Rafael Vilches Proenza y Ana Rosa Díaz Naranjo, Las Tunas. Cuba.

 

Vilches: un hombre escandalosamente bueno

 

¡Qué libertad, ser poeta y caer en desgracia!
Calamidad, infortunio, luz, combinándose en fuego eterno.
No es fácil.
Esperar en hambruna ilumina, hace fe.
Difícil, feo, es decir: Lameculos. Pero ahí están ministros y lacayos.
Princesa, no es que sientan, sufran el país, les alivia, solivianta,
tener la dulce llama alimentándoles la panza.
Me quedo con el escarnio,
hiendo en mi pecho los tres clavos con que martirizaron a Cristo.

«Doy crédito» (del libro inédito Si te vas, mi corazón es un aeroplano.
Rafael Vilches Proenza

 

 

Hoy, para quienes conocemos al escritor cubano Rafael Vilches Proenza, es un día de cargado simbolismo: el poeta cumple 55 años viviendo su insilio forzado allá en Cuba y el mundo celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos. Simbología que se explica en el poema que encabeza estas palabras: un poeta caído en desgracia por el simple motivo de gritar y escribir verdades que al poder político no le resultan convenientes; escritor, en suma (pues Vilches también ha escrito formidables novelas), condenado al más triste e injusto ostracismo por defender su derecho a pensar distinto, a construir un país realmente plural/libre/abierto/democrático, a no balar en el mismo ideologizado tono de las domesticadas ovejas en que la dictadura ha convertido las voces de millones de cubanos. Leer el resto de esta entrada »

El caleidoscopio de los perdedores

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 07-12-2020

Eso es La catedral de los negros, del escritor cubano Marcial Gala: el más perfecto caleidoscopio de los perdedores, un cántico triste y desesperado de los que no tienen voz, un espejo hecho añicos de la animalia humanoide que habita la sociedad cubana actual, una novela tronante y descorazonadora. En simples y llanas palabras: una de las novelas imprescindibles de la narrativa cubana de las últimas cuatro décadas. Leer el resto de esta entrada »

Un antídoto contra la idiotez nacionalista

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 23-11-2020

Existen los libros “aplasta egos”. Y 1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada, del escritor cubano Manuel Gayol Mecías, es uno de esos libros. Se trata de obras que te obligan a detenerte, a reflexionar sobre tus propios egos y a decirte: “¿cómo no se me ocurrió a mí escribir algo así?”, con envidia sana.

Gayol, autor de varios libros que entran en esa categoría, logra con este el que creo es el más documentado antídoto intelectual contra esa idiotez nacionalista que durante años los cubanos, tanto en la isla como el exilio, hemos padecido, gritando nuestra enfermedad a los cuatro vientos con argumentos que sólo un nacionalismo barato enfermizo puede generar: “islita pequeña de la que han nacido nombres esenciales de la cultura universal”, “país marcado por improntas históricas que nos colocan en el centro del mundo”, “gente con una gracia única”, o exageraciones al estilo de “la playa más linda”, “los mejores amantes”, “la música más sabrosa”, “el mejor ron”, “el tabaco más aromático”, “los bailarines más expertos”, etc. Sentencias que no se sostienen en lo más mínimo apenas miras a los lados, te despojas de todas esas taras y analizas que cualquier otro ciudadano de este planeta podría esgrimir argumentos similares sobre su país, su cultura, su gente. Leer el resto de esta entrada »

Así no, colegas… ó la desvergüenza

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 06-05-2018

Escritores cubanos: Ángel Santiesteban - Ileana Álvarez - Lía Villares - Francis Sánchez.

Escritores cubanos: Ángel Santiesteban – Ileana Álvarez – Lía Villares – Francis Sánchez.

 

Había jurado no volver a escribir sobre la desvergüenza intelectual de mis colegas escritores en la isla (y en el exilio). Y lo había jurado porque, mientras vivía en Cuba, supe lo que es el miedo al represor, me tuve que imponer a ese miedo y, como dijo recientemente el escritor Ángel Santiesteban en una entrevista, eso me condenó a vivir en un ostracismo que afectó mi salud, mi vida familiar, las relaciones con mis amigos (que cada vez fueron menos), pero curiosamente hizo crecer mi respeto por la coherencia y la libertad personal. Leer el resto de esta entrada »

Habana Babilonia en dos nuevas ediciones: Agradecimientos imprescindibles

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 09-12-2017

portadas-espanol-ingles-habana-babilonia-amir-valle-chic
 
 

Voy directo al grano:

 
Es un honor y un orgullo para mí la publicación en NeoClub Ediciones de mi libro Habana Babilonia, en la que es la primera edición en inglés y en la que considero la edición definitiva, revisada y actualizada de esa obra.

El mayor culpable de esas dos ediciones es, además, un querido amigo: el escritor cubano Armando Añel.

Y ese es mi orgullo: publicar en la editorial de alguien a quien he visto crecer como escritor (recuerdo haber sido jurado en aquellos tiempos en que escribía sus primeros cuentos). Leer el resto de esta entrada »

Una antología personal de mis cuentos – Descarga gratuita

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 16-03-2017

portada-libro-cuentos-amir

Hace un tiempo, el escritor cubano y director de la editorial Betania, Felipe Lázaro, me propuso la idea de publicar, en una edición gratuita y digital, una selección de mis cuentos.

Yo, sabiendo que mis libros en las editoriales donde usualmente publico son caros hasta para mí, accedí gustoso.

El libro acaba de publicarse con prólogo del reconocido escritor cubano Alberto Garrido. Y la portada es una cortesía de un gran amigo y uno de los más interesantes pintores cubanos de la actualidad: Felipe Alarcón Echenique.

Junto a otros títulos de Lina de Feria, Nelson Rodríguez Leyva, Francis Sánchez, Tamara G. Méndez Balbuena, Félix Anesio, Carlos Barbáchano, Alejandro González Acosta, Aimée G. Bolaños, León de la Hoz y el propio Felipe Lázaro, esta antología personal puede ser descargada directamente desde la sección ebook de Betania.

Pero también ofrezco la posibilidad de que lo descarguen pinchando aquí directamente: Nostalgias, ironías y otras alucionaciones.

Ojalá les guste.

En la muerte de Leonel Antonio de la Cuesta

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 25-02-2017

leonel-a-de-la-cuesta2

Ha muerto un hombre noble, inteligente, inquieto trabajador, intelectual incansable y, junto al dolor, me queda esa amarga sensación de que no pudimos sentarnos a conversar largamente, como ambos nos habíamos prometido. Leer el resto de esta entrada »