En la muerte de Leonel Antonio de la Cuesta

Publicado por Amir Valle | Publicado en De Literatura | Publicado el 25-02-2017

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Ha muerto un hombre noble, inteligente, inquieto trabajador, intelectual incansable y, junto al dolor, me queda esa amarga sensación de que no pudimos sentarnos a conversar largamente, como ambos nos habíamos prometido.

Hoy, eso que puede parecer una contradicción, es algo común. Conoces a una persona gracias a ese invento maravilloso y peligroso que es internet, pasas años compartiendo su vida por esos medios virtuales y un día ya no está más. Eso suele sacudirte profundamente, porque de pronto descubres el poder del sentimiento: llegas a admirar, a apoyar, a ser cómplice, incluso a querer, a quien jamás has visto cara a cara. La primera vez me sucedió hace años con alguien a quien llegué considerar uno de mis más cercanos amigos: ¡¡tanta fue la intimidad compartido en nuestros mensajes, que conservo como joyas!!  Esa primera persona fue el gran escritor cubano Carlos Víctoria.

Ahora vuelve a sucederme con Leonel, a quien conocí cuando emprendí esa locura que sigue siendo desde ya hace 10 años OtroLunes – revista Hipanoamericana de Cultura.

Recuerdo que Leonel llegó a ser una firma usual en nuestra revista gracias a que León de la Hoz, quien fuera Editor Jefe hasta el número 4, incluyó en el primer número su trabajo «Política y Religión en Cuba». A partir de entonces, Leonel sólo dejó de entregar sus colaboraciones precisamente cuando los achaques naturales de su edad se lo impedían. Pero incluso en esos casos nos enviaba mensajes pidiendo disculpas por no poder participar.

Y así, entre colaboraciones y mensajes a raíz de ellas, comenzaron a colarse sus confesiones, los avatares de su vida, los sueños y luchas que libraba pese a sus años, sus lucidos comentarios y análisis sobre eso que ambos llamábamos «complejas cubanidades». Y esa forma suya de ser lo convirtió en alguien tan cercano que nuestros intercambios pasaron a terminar siempre con una promesa mutua: «un abrazo virtual, hasta que nos podamos dar ese abrazo que nos debemos».

Pero ha muerto a los 80 años en Estados Unidos y ya ese abrazo es terrenalmente imposible. Gracias por estos años de amistad y magisterio. Descansa en paz, querido amigo.

 

Leonel Antonio de la Cuesta (Pinar del Río, 1937) Se doctoró en Derecho y en Filosofía (Letras y Lingüística Hispánicas). Durante cuatro décadas fue profesor en varias universidades de los Estados Unidos. Se jubiló en Florida International University, donde reorganizó y dirigió durante casi dos décadas el Programa de Formación de Traductores e Intérpretes en el Departamento de Lenguas Modernas. Asimismo enseñó en la Facultad de Derecho (College of Law) de la propia universidad. Pronunció discursos y dictó conferencias en foros académicos en Costa Rica, Cuba, España, Estados Unidos, Holanda y México. Hasta su muerte fue miembro de Modern Languages Association (MLA), American Translators Association (ATA) y fue socio fundador del Instituto de Estudios Cubanos (IEC), y de Translators and Interpreters Educational Society (TIES). Fue uno de los principales analistas de Derecho Constitucional cubano.

Como autor, editor o traductor llegó a tener dieciocho libros y numerosos artículos publicados en prestigiosas revistas nacionales y extranjeras, entre ellos Constituciones Cubanas. Desde 1812 a nuestros días Vol I (Nueva York: Ediciones Exilio, 1974); El Audaz. Primera Edición Crítica (Montevideo: Editorial Géminis, 1975); Lecciones Preliminares de Traductología (San José de Costa Rica: Editorial Guayacán, 1987); Martí Traductor (Cátedra de Poética Fray Luis de León de la Pontificia Universidad de Salamanca, Salamanca, 1996); Nociones Fundamentales de Traductología (Madrid: Hispanova de Ediciones, 2003); Constituciones Cubanas. Desde 1812 a nuestros días. Vol II (Madrid: Editorial Hispano Cubana, 2006); Traductología. Lecciones Liminares. (Traducción e Interpretación) (Madrid: Hispanova de Ediciones, 2009) y Cuba. La patria grande, la patria chica (Valencia: Editorial Aduana Vieja, 2012).

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