Amir Valle, el cubano del destierro

El Avisador, de Tacuarembó. Uruguay, 17 de febrero de 2009

Por Ramón Barbosa Franco

En Puerto Rico, en Borders, con una de sus novelas.

En Puerto Rico, en Borders, con una de sus novelas.

El tiene 42 años de edad, completados en el último Día de Los Reyes Magos, 6 de enero. Nació en Guantánamo, la misma región donde hay una base militar de los EE.UU. y que también inspiró la clásica canción cubana, ‘Guantanamera’. Hoy Amir Valle vive en el destierro. Su exilio es en Berlín, la capital de Alemania. Así como otros escritores y poetas cubanos, que tanto actualmente, como en el pasado, quedaron obligados al destierro habla fuertemente: ‘No habito en Cuba. Cuba me habita’, suyas palabras tienes la fuerza de quién no se calló ante las injusticias de una dictadura disfrazada de socialismo. Mismo fuera de la isla caribeña, Amir ama su tierra y sueña algún día volver a su país, pero un país libre de la censura y también de la ausencia de esperanza de hoy. Influenciado por el brasileño Guimarães Rosa, el cubano, que ha conocido el cuentista y novelista brasileño Rubem Fonseca aún permanece inédito el Brasil. Entre los libros de Amir están las novelas Ciudad Jamás Perdida, Las Puertas de La Noche, y Las Palabras y Los Muertos, este ultimo dedicado al novelista peruano Mario Vargas Llosa que elogió mucho el trabajo del cubano. Vargas Llosa, exilio, literatura y autores brasileños, sin olvidarse de la actual situación de Cuba, fueron los puntos de la entrevista. Abajo las respuestas de Amir Valle, el cubano del destierro.

 

En su sitio en Internet (www.amirvalle.com) usted dice: ‘Soy un escritor cubano: esa es mi cruz’. Más adelante, usted también declara: ‘No habito Cuba: Cuba me habita’. En mi opinión son dos frases fuertes, yo diría con una fuerza suprema. Hable un poco sobre el ejercicio literario de un cubano de su generación y sobre su exilio, ya que hoy usted vive en Berlín, Alemania, ¿cierto?

Creo que la presencia de Cuba en la vida de los escritores cubanos de todas las generaciones ha sido una constante: José Martí, Alejo Carpentier, Guillermo Cabrera Infante, por distintas circunstancias vivieron en el exilio durante largos años y ninguno de ellos perdió su cubanía. Vivo orgulloso de ser cubano aunque me avergüence de muchas cosas que han sucedido en mi país en los últimos 50 años desde que se instauró una dictadura disfrazada de socialismo. Y ese orgullo crece cuando sé que pertenezco a una generación de escritores cubanos que, mayormente, ha reflejado en sus obras una visión crítica de nuestra realidad, asumiendo la responsabilidad que como intelectuales nos corresponde en el mejoramiento de nuestra patria. Claro, esa postura crítica ha provocado que de aquellos muchachos que empezamos a publicar a mediados de los años 80, que éramos cerca de 50 jóvenes escritores en toda la isla, hoy queden sólo seis en Cuba: el resto se vio forzado a partir al exilio.

 

Yoani Sánchez y su Generación Y tiene una particularidad con la literatura de Mario Vargas Llosa: ella llegó a su marido por el libro La guerra del final del mundo, una obra que habla del conflicto en Canudos, en Bahia, un estado del Brasil. ¿Usted conoce la actividad de Yoani? ¿Y cuál la influencia de Llosa en su vida literaria?

A Yoani y a su esposo Reinaldo los conocí en Cuba desde que en un par de ocasiones fueron a visitarme a mi casa en Centro Habana porque teníamos amigos comunes en Cuba y fuera de la isla. Desde entonces ellos dos han mantenido una postura que a mí me parece muy digna, especialmente porque son realmente independientes y dicen lo que piensan sin que nadie, en ningún bando político, esté ordenándoles decir lo que dicen.

Y mira, Yoani, su esposo Reinaldo y yo tenemos un punto común: amamos la literatura. Y en Cuba, todo el que conoce de literatura, sabe que Mario Vargas Llosa es uno de los escritores que más cerca ha estado de Cuba y de los cubanos incluso desde aquellos lejanos momentos en que no tenía el renombre que hoy tiene. Tengo escritores amigos que fueron o son amigos de Vargas Llosa. Y te puedo decir que en las últimas cuatro generaciones de escritores cubanos la obra de Vargas Llosa ha sido esencial para el actual desarrollo de nuestras letras. Por  ponerte sólo un ejemplo, los nuevos escritores, que ahora mismo mientras hablamos están surgiendo en Cuba reciben como elemento básico para su formación el libro? Cartas a un joven novelista? de Vargas Llosa, gracias a los cursos de carácter nacional que ofrece el Taller de Creación Literaria Onelio Jorge Cardoso, que dirige uno de nuestros  más prestigiosos narradores: Eduardo Heras León. Yo, personalmente, reconozco que me formé bajo las influencias de cuatro maestros: el  novelista cubano José Soler Puig, el norteamericano Erskine Caldwell,  el mexicano Juan Rulfo y el peruano Mario Vargas Llosa.

 

Usted vive en Europa. Llosa también vivó. ¿Eso influencia su literatura? ¿Y como la literatura de las Américas (Central, de Cuba, Sur, de Brasil, Perú y Argentina, entre otras) influencia la vida cultural de Europa?

Viajar, vivir en otros lugares distintos a los que formaron tu cultura, es una experiencia necesaria para todo escritor: te abre unas fronteras de conocimiento, un mar de influencias, un ámbito de sensaciones y experiencias de vida que enriquecen al escritor, le dan una mirada más amplia, menos provinciana. Eso me ha sucedido en Europa. Yo viajaba a España todos los años hasta que mi gobierno decidió no dejarme regresar a mi país y me impidió hasta hoy la entrada a Cuba, y esos viajes, como ahora mi destierro, ha provocado  profundos cambios en el intelectual y en el creador que soy. Me siento  más libre a la hora de crear mis mundos novelados.  Y esa influencia  es recíproca: sé que desde el boom latinoamericano, aquel fenómeno que  lanzó a la fama a Vargas Llosa, García Márquez, Sábato, Cortázar,  Octavio Paz, y otros muchos escritores latinoamericanos, la literatura  en Europa no es la misma. Conozco a cientos de escritores europeos y  asiáticos, incluso de lenguas como el esloveno, el turco, el cingalés  y el tamil que confiesan influencias muy profundas de las letras  latinoamericanas del boom e incluso de autores de mi generación.

 

Hable sobre la literatura cubana. ¿Cuales autores cubanos influenciaron su obra?  ¿Tiene algún escritor brasileño que usted admira?

A pesar de ser una islita pequeña, desde finales del siglo XVII Cuba ha tenido una literatura muy rica. Hoy nuestras letras, junto a las de México y Argentina, son consideradas entre las más poderosas y  respetadas de toda la lengua española y el número de autores cubanos  que son considerados clásicos de la lengua es realmente asombroso. En Cuba, repito, el único autor que cambió mi modo de entender la  literatura es José Soler Puig, a quien conocí, que es junto a Carpentier uno de los grandes novelistas cubanos del siglo XX. De Brasil admiro, y conocí personalmente en uno de sus viajes a Cuba, a Rubem Fonseca. Y si tengo que reconocer influencias de algún escritor portugués debo mencionar a João Guimarães Rosa, de quien aprendí que la lengua y su musicalidad es un recurso literario más importante de  lo que muchos piensan.

 

¿Y como están las relaciones culturales entre los escritores brasileños y los autores cubanos? ¿Hay una integración o no?

Lamento decirte que la relación es muy poca. Yo conozco a muchos escritores brasileños porque mi agencia literaria representa también a una veintena de los más importantes escritores brasileños de hoy, pero  en mi país, excepto de los clásicos de Brasil, muy poco se conoce. Es  un fenómeno que también sucede entre Brasil y España, pero tiene que ver más asuntos de la promoción editorial y cultural, pues todos los  escritores de novela negra en lengua española reconocemos que, por  ejemplo, el autor extranjero que más ha influido en el género que hoy  se escribe en español es Rubem Fonseca, un brasileño.

 

Ernest Hemingway. Un gran cubano de corazón, ¿correcto? Hable un poco de su relación con la Finca Vigia, con los libros de Hemingway y también con la literatura estadounidense.

Hay quien dice que Hemingway es el autor de habla inglesa que más ha marcado las letras en lengua española, al menos en lo que a las técnicas del cuento se refiere. Al menos en mi generación fue así, quizás porque vivió en Cuba, porque el premio Nobel se lo dieron básicamente por una obra que escribió en Cuba y que transcurre en nuestro país (El viejo y el mar). Pero lo cierto es que Hemingway fue un mito para mí en mis primeros años. Crecí como escritor copiando las técnicas de sus cuentos, su inmenso poder de síntesis, la limpieza de su prosa. Y te confieso que cuando pude leerlo en inglés, mi asombro fue mayor. Hoy muchos pretenden desconocerlo, pero fue realmente un  genio de las letras.

 

¿Los ritmos musicales cubanos son un grito de libertad?

La música, desde el inicio de los tiempos, es un grito de libertad del alma, del espíritu. Y en Cuba, donde se mezclan con nuestras raíces indígenas cientos de ritmos venidos a lo largo de siglos desde el África, desde las muchas culturas que forman España, y desde otras culturas como la francesa, la china, la judía y la árabe, la música sigue siendo hoy una expresión de esa libertad que nada ni nadie puede coartar: cuando el pueblo cubano canta y baila no piensa mucho en su triste situación; es, además, una apelación al despertar de la  esperanza y un ejercicio de resistencia cívica.

 

¿Cuál su opinión sobre el actual ‘presidente-en-jefe’ de Cuba, Raúl Castro? ¿Y a respecto de Fidel, lo que piensa sobre él?

Sobre Raúl Castro, un hombre de quien se creía podían salir las reformas que necesitaba la sociedad cubana, cayó inicialmente el peso de una responsabilidad que, en mi opinión, él no podría cumplir. Lo dije en aquellos primeros meses de su ascenso al poder y algunos me llamaron pesimista, pero la realidad lo ha ido demostrando: hoy el  pueblo cubano es más pobre, está más depauperado económica y moralmente que cuando estaba su hermano Fidel, otro a quien la  historia ajustará cuentas por haber llevado a los cubanos a un nivel  de indigencia que jamás la isla había padecido. Las medidas tomadas  por Raúl Castro son una burla contra la inteligencia humana y su postura es todavía más asqueante: ha elegido para acompañar su mandato  a políticos que el pueblo detesta por la incomprensión que siempre han  tenido de los verdaderos problemas del pueblo cubano; en medio de la  tragedia, hace unos días, ha tenido el descaro de decir que los  problemas en la isla no se resuelven porque los cubanos no quieren  trabajar, en vez de reconocer que ellos, durante cinco décadas, han  limitado toda la iniciativa histórica personal del pueblo cubano; y en  su único discurso hasta hoy tuvo el cinismo de decir que los cubanos no podían acostumbrarse a recibir únicamente buenas noticias. ¿Cuáles han sido esas ?buenas noticias? en estos cerca de 50 años?

 

¿Cuál es su impresiones a respecto de las dos ciudades brasileñas que visitó: São Paulo y Rio de Janeiro? ¿Cómo su literatura es absorbida en el Brasil?

Brasil es una de las naciones más fascinantes del Planeta Tierra. En un mismo espacio confluyen individuos que viven aún en la edad de piedra y una modernidad aplastante. Mi primer impacto al venir a Brasil fue que el avión estuviera volando varias horas sobre la selva amazónica: eso bastó para comprender por qué se le conoce como ?el  pulmón del Planeta? y para entender la importancia de que no continúe  la deforestación que hoy se viven en muchos sitios del Amazonas. Luego estuvo mi impacto al ver las favelas de Sao Paulo: yo fui invitado por familia muy rica y pude comprobar los dos extremos de la balanza, lo  suficiente como para preguntarme cómo es posible que en un mismo país, enormemente rico, la riqueza esté tan mal distribuida. A pesar de que mis libros circulan ya por todo el mundo, con traducciones al inglés, al francés, al alemán y hasta idiomas ?tan exóticos? como el árabe y el esloveno, lamentablemente no estoy traducido al portugués y mis libros no circulan acá. Espero que pronto lleguen, pues los contratos que he firmado en estos últimos dos años han sido con editoriales que también distribuyen acá, en Brasil.

 

Hable un poco sobre el futuro de Cuba en su visión y su esperanza.

Empecemos por el ayer: El dictador Fulgencio Batista convirtió a Cuba en un traspatio de los Estados Unidos y de la mafia italo-norteamericano, donde los burdeles y el narcotráfico abundaban, como también abundaban los asesinatos políticos de los jóvenes que se oponían a esa situación. Fidel Castro encabezó una Revolución que fue  una luz para los pueblos de América por todas las cosas que podían  lograrse si se llevaba honestamente adelante esa Revolución. Pero  Fidel Castro y su gente traicionaron aquella Revolución y establecieron una dictadura todavía más cerrada que la de Batista. El saldo está a la vista: Cuba, en 1959, era una de las naciones más prósperas de América en las esferas económica, social, cultural y educacional; hoy es una de las naciones más pobres de América por delante sólo de Haití y Bolivia. El futuro dependerá sólo de los cubanos. No creo que los actuales gobernantes logren ningún cambio a favor del pueblo pues siguen priorizando su ideología política sacrificando las pocas cosas que nos quedan. Espero que ese futuro lo decidamos todos los cubanos, los de la isla y los del exilio, sean de la tendencia política que sean, pero  aprendiendo a dialogar con un único interés: el desarrollo de nuestro país y de nuestra gente. Y al menos yo no quiero interferencias de  otras naciones e intereses en ese futuro, ni de Estados Unidos, ni de  la Unión Europea. Debe ser un proceso de diálogo y coexistencia entre  hermanos, entre cubanos.