Faltan escritores que asuman riesgos; es el eterno dilema

Noticias de Guipúzcoa. San Sebastián, España, 18 de Julio de 2007

Por Teresa Sala

En la librería La Rayuela, de Berlín.

En la librería La Rayuela, de Berlín.

Amir Valle (Guantánamo, 1967) vive desde hace un año en Berlín, lejos de su Cuba natal, donde su literatura ha sido acallada. Ha contado las realidades más cruentas de La Habana, ciudad donde ha residido la mayor parte de su vida. Escribe novelas y testimonios «por responsabilidad»

 

¿Dónde desemboca la literatura negra en Latinoamérica?

Se habla del género que los críticos han llamado neopolicial latinoamericano, en el que no entran las típicas novelas donde se resuelve un crimen o un enigma determinado. Es un tipo de novela que está más relacionado con la situaciones de marginalidad y de injusticia social que está viviendo Latinoamérica. La novela negra transcurre en la marginalidad latinoamericana que no tiene que ver con la europea porque la marginalidad puede darse en todos los niveles de la sociedad. Se trata de un género de denuncia. Así es, la novela negra siempre ha sido una especie de denuncia. Pero ahora no se critica algo que sucede en el margen de la sociedad, sino algo que ocurre en todos los estratos sociales.

 

Habrá generado conflicto.

Es una de las zonas literarias más debatidas, tanto la intelectualidad como la política han entendido este género como un género polémico, pero esa es su gran virtud, porque ha provocado un movimiento en el pensamiento social, y ha motivado discusión sobre fenómenos que sólo conocían el punto de vista de quienes están en el poder. El escritor se convierte en la voz de quienes no pueden decir lo que piensan, y su denuncia ha sido compartida por el gran público lector.

 

Y el conflicto ha traído el exilio.

Vivo en Berlín desde hace un año, tuve que salir de mi país por lo que escribo. En Cuba no permiten que tengas una voz propia, ni siquiera una plataforma propia. Yo he creado la mía, que es mi literatura. Y he tenido la suerte de ver mis libros publicados en varios países de Europa. En mis novelas cuento la marginalidad más grande de mi país, que tiene lugar en el centro de La Habana, donde yo vivo. No me invento nada, soy un escritor realista, y eso no está bien visto.

 

«La capacidad de generar polémica es la gran virtud de la novela negra latinoamericana»

 

¿Siente la vocación literaria como un arma?

Asumo la literatura como una responsabilidad, no como un juego. La literatura es la única forma que tengo en mi país de decir lo que pienso, y este hecho me crea una responsabilidad mayor. Es el eterno dilema, creo que faltan escritores para asumir riesgos.

 

¿En qué está trabajando?

Mi agente literario es alemán, él me consiguió una beca de la asociación internacional de escritores que me permite escribir mientras se soluciona mi situación. Estoy terminando una novela de la serie negra que trata sobre las intolerancias religiosas en Cuba y un libro sobre la corrupción policial en mi país. La primera es novela y la segunda es un trabajo más periodístico y testimonial.