Mi sueño es que Vargas Llosa lea la obra y me diga si es buena o es un desastre

Revista Acción. Murcia, España, Marzo 2007

Por Jana Silva

En San Francisco, California.

En San Francisco, California.

Periodista, crítico literario, ensayista, editor y novelista, el cubano Amir Valle ha ganado la XI edición del premio de novela «Mario Vargas Llosa» que convoca anualmente Obras Sociales CAM, con su obra Las Palabras y los Muertos. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos, Valle es el autor de más amplia trayectoria literaria de los que han participado en este certamen. El jurado le otorgó el premio por unanimidad.

 

De Las Palabras y los Muertos poco sabemos, porque aún no está editada ¿Podría adelantarnos una sinopsis?

Es una novela histórica que considero rara, atípica. Rara, porque no es, de acuerdo a los términos de legitimación histórica, una novela de este género. A partir de la muerte del presidente Fidel Castro, el hombre que más cerca ha estado de él, su guardaespaldas preferido, rememora lo sucedido en más de cuarenta años; desde que siendo un niño se unió a los rebeldes en las montañas cubanas y se ganó la confianza del líder, hasta que se convirtió en su sombra. Bajo esa mirada, cómplice, cegada por la admiración y cargada de fidelidad, la novela va repasando, con una inocencia sádica, nacida de la ingenuidad política de este guardaespaldas, los más notables momentos de la Revolución.

 

El premio «Mario Vargas Llosa» 2006 le fue otorgado por unanimidad del jurado y sorprendió por la calidad de su estilo y por la actualidad que relata. ¿Cómo se gestó su redacción?

El primer croquis, con un leve esbozo de algunos capítulos, lo escribí el 8 de enero del 2000 y terminé definitivamente el 12 de octubre del 2005. En definitiva, creo que fueron cuatro años de escritura, pero la novela empezó en mis notas, en mi memoria, muchos años antes, cuando un día se me ocurrió la idea de copiar las versiones de la historia oficial que contaba gente muy humilde del pueblo cubano. Yo salí de Cuba el 17 de octubre del 2005, es decir, días después de haberle hecho la última gran revisión, cuando ya había leído el libro uno de mis más queridos amigos: el también escritor y periodista Armando León Viera.

 

¿Qué hay de real y qué de ficticio en esta novela?

Es muy difícil de determinar. Lo real, podrían ser los hechos. La novela se basa en hechos históricos. Ahora, no es la historia que contaron y escribieron los vencedores, ni es la historia que han contado algunos protagonistas que luego se apartaron del carro del poder. Es la versión de esos hechos históricos, pero contada según lo que cree el pueblo de Cuba que pasó. Eso hace difícil determinar lo real y lo ficticio. Todos los personajes que hay en la novela han vivido en la realidad histórica cubana, incluso el protagonista, Facundo, el guardaespaldas, a quien he cambiado el nombre.

 

¿Qué supone para usted recibir el Premio «Mario Vargas Llosa»?

Para responder a esa pregunta debo hacer una pequeña historia. Este libro nace y ha crecido bañado por el hálito mágico de ese maestro de narradores que es Mario Vargas Llosa. Por eso, cuando coincidimos en Santo Domingo, Vargas Llosa presentando su fabulosa La fiesta del Chivo y yo mi imperfecto Manuscritos del muerto, fue tal el impacto, duplicado luego con la lectura de aquella novela sobre el dictador Trujillo, que me decidí a emprender de una vez por todas ese viejo proyecto. Hasta ese momento, cada vez que revisaba esos apuntes, descubría que todos gravitaban alrededor de un personaje: Fidel Castro y, debo confesarlo, nunca quise emprender el proceso de escritura de una novela con aquellos datos. La lectura de La fiesta del Chivo echó por tierra todos esos obstáculos. Por eso, cuando vi las bases del Premio de Novela «Mario Vargas Llosa», me dije que ése era el concurso al que debía mandarla. El jurado, por supuesto, no conoce esta historia, pero le concedió el premio. Y eso acaba de darle un puntazo dorado a la novela. Mi único sueño ahora es que el propio Mario Vargas Llosa la lea y me diga si es buena o si es un desastre.