La cultura cubana: ese circo romano
Publicado por Amir Valle | Publicado en Política cubana | Publicado el 22-05-2014
Había prometido no tocar más el tema. Hoy rompo esa promesa. Las circunstancias, vergonzosas, me obligan. Había jurado no pronunciarme más sobre la posición de mis colegas escritores e intelectuales en la isla y el exilio, animado por dos creencias que aún considero esenciales: primero, porque el flagelo de división que tan maquiavélicamente nos inyectó el gobierno en estos más de 50 años enciende su llama devastadora con cualquier criterio crítico que se lance en una u otra de las orillas del asunto cubano y siempre he preferido levantar puentes que nos unan y permitan correr las aguas que nos limpien del veneno de ese “divide y vencerás” que todos los cubanos, sin distinción, cargamos en nuestros huesos; y segundo, porque llevo 8 años fuera de la isla y me parece muy injusto exigir a otros que se lancen a un peligro que nosotros mismos ya desconocemos (aunque lo imaginemos) y, en cualquier caso, del que estamos a salvo.
Sin embargo, me hierve la sangre cuando observo el espíritu de gladiador de circo romano de ciertos colegas.
Ciertos hechos
Leonardo Padura es mi amigo. Lo ha sido desde que nos conocimos, allá, a finales de los años 80, cuando él ni siquiera pensaba ser el escritor que hoy es. Entonces, solía decirnos, sólo soñaba con hacer un periodismo distinto (y lo hizo) y, poco después, con escribir grandes historias (y las ha escrito). Siempre que nos encontramos en eventos internacionales conversamos como amigos, desde posiciones muy diferentes, muy encontradas, muchas veces sin ponernos de acuerdo, pero con respeto.
Ángel Santiesteban es el hermano que mis padres no me pudieron dar. La mitad de nuestras vidas hemos estado hermanados, atravesando juntos las negras y las blancas, las luces y las sombras, los desgarros profundos y las profundas alegrías, desde aquella tarde en que nuestro maestro literario común nos presentó y le dijo: “dale tus cuentos a Amir, si pasas la prueba de su aguda crítica puedes considerarte escritor”, y yo tenía entonces sólo 19 años. Me criticó, como él mismo ha escrito, cuando yo decidí decir lo que pensaba: “eres escritor, no político, lo nuestro es escribir”, me dijo a fines de los años 90, no le hice caso y me vi convertido en un apestado social al que todos los escritores de la isla eludían toparse en las calles, al tiempo que, desde el exilio, se me condenaba por mi antiguo trabajo en instituciones culturales y se me acusaba de “escritor procastrista” sin mostrar ni una sola prueba en mi contra. Por eso hoy, que él también se ha lanzado al ruedo de decir lo que piensa, entiendo las miradas críticas que sufre Ángel llegadas, desde esa misma intelectualidad insular y exilada que me atacara años atrás.
Rafael Vilches, y me enorgullece y sonroja decirlo, se ha ganado a pulso que lo considere un hermano: es uno de los tres escritores cubanos que en la isla defienden públicamente mi nombre, sin miedo a ser reprimidos por andar en contacto con la “papa podrida” que los comisarios políticos dicen que soy desde ese día en que sufrí metamorfosis en sentido contrario: de mariposa a gusano, al dejar de escribir de niños campesinos soñadores para reflejar en mis cuentos esas caras sucias de la dura realidad que yo veía (y sufría en carne propia) en los barrios marginales donde viví hasta que me desterraron tirando fuera del saco (léase fuera de Cuba) esa papa podrida.
Los tres, Padura, Ángel y Vilches, desde perspectivas obviamente distintas debido a su experiencia de vida y a su formación, han mantenido y mantienen, en su accionar como ciudadanos pensantes y en su literatura, posiciones críticas hacia nuestro desastre nacional que debieran ser respetadas, apoyadas y divulgadas como lo que son: expresiones del derecho de cada quien a pensar distinto. Sin embargo, salvo comentarios muy aislados que demuestran que aún quedan mentes claras a la hora de analizar esa complejidad erizada que es el Caso Cuba, un simple bojeo en las redes sociales o los comentarios de sitios en internet que publican información o trabajos de estos tres escritores basta para encontrar un panorama vergonzoso: la intolerancia de críticos de allá y de acá (entiéndase, isla y exilio cubano) que pretenden que todo el mundo piense igual, reproduciendo allá y acá esquemas divisionistas y descalificadores idénticos a los que utilizan quienes nos han reprimido por más de 50 años precisamente porque no hemos tenido la decencia de conciliar nuestras heridas, guerritas personales y egolatrías con un objetivo mayor: el de unirnos en las diferencias para que los dictadores (Fidel Castro, Raúl Castro y los que, seguro, vendrán) no nos sigan pateando alegremente nuestros “ilustres” traseros.
Ciertas preguntas
¿Hasta cuándo seguiremos dejando vivir dentro de nosotros a ese tiranuelo que nos inocularon y que veo repetirse, una y otra vez, en el comportamiento “patriótico” de la inmensa mayoría de los cubanos, allá o acá? ¿Qué Cuba creen ustedes que lograremos si esa democracia, ese respeto a la pluralidad de criterios, esa tolerancia que tanto utilizamos en nuestros discursos públicos se queda sólo allí, en el texto teatralmente heroico de esos discursos? ¿Hasta cuándo seguiremos dejando solos a quienes, aunque sea tímidamente, logran saltarse la barrera del miedo y expresan sus críticas contra el gobierno? ¿Por qué seguir atacando a quienes no tienen más remedio que utilizar ese falsario método de expansión ideológica del castrismo que es el llamado “intercambio cultural Cuba-Estados Unidos”, en vez de encauzar esas fuerzas en una plataforma unida para exigir a quienes sea necesario que se produzca un intercambio real, sin condicionamientos de ninguna de las dos partes? ¿Se han puesto a pensar esos críticos cuán solos y desamparados se sintieron, en su momento, estando aún en Cuba, escritores como Luis Felipe Rojas Rosabal, Michael H. Miranda, Armando Añel, Manuel Vázquez Portal y otros más de una larga lista, sencillamente porque los que podían opinar en la isla y el exilio andaban perdidos lanzándose mordidas en los laberintos ombliguistas de sus credos tan totalitarios como el totalitarismo que nos aplastaba y nos aplasta aún a los cubanos? ¿Por qué pedirle a Padura que sea tan radical como Ángel Santiesteban? ¿Por qué pedirle a Fernando Pérez que no siga insistiendo en encontrar una salida al caos desde dentro de instituciones como la UNEAC y el ICAIC, pues la solución que vemos está en la independencia como lo ha hecho el proyecto Omni Zona Franca? ¿Por qué exigirle al director de cine Ernesto Daranas que haga películas profundamente subversivas y no esa (cito aquí un comentario de un blog) “complaciente mirada sobre un tema tan vital, la educación? ¿Cuándo nos daremos cuenta de que lo importante es que exista en la isla la crítica de Padura, la de Ángel Santiesteban, la de Fernando Pérez, la de Rafael Vilches, la de los muchachos de Omni, la de los raperos independientes, la de Ernesto Daranas, e incluso la de los humoristas cubanos que hacen esa crítica superficial, gastada y llenas de clichés que llamamos “crítica del pan y la croqueta”? ¿Estamos tan ciegos en nuestras rabias, envidias y trincheras como para no ver que todos esos estados de la crítica eran impensables apenas unos años atrás y ya van erosionando, rasguño a razguño, el muro de inopia y conformismo tras el que ha estado encerrado nuestro pensamiento más de cinco décadas ya?
Siendo aún un niño, al escuchar a un matrimonio vecino discutir, mi abuelo dijo: “¡cuánto le cuesta a la gente entender que es mejor callarse si lo que se dice, en vez de ayudar, complica las cosas”. Llevo casi toda mi vida aplicando ese principio. No me gusta acusar a nadie de agente o espía del castrismo si no tengo pruebas reales porque eso sólo ayuda a fomentar más la división que el castrismo nos metió en la sangre. No me gusta tampoco acusar a ningún colega de cobardía, confabulación u oportunismo, aún cuando tenga pruebas, porque creo que esa es una cuenta que cada uno deberá ajustar con su conciencia y con la historia, y además porque esas acusaciones (también) sólo sirven al castrismo. Y creo que, ante las dudas que gravitan sobre ciertos proyectos culturales o políticos en torno al tema Cuba, si no se tienen pruebas irrefutables que demuestren nuestras dudas, callar sería una opción más que inteligente, estratégica, de cara a la unidad que necesitamos los cubanos para sacudirnos de una vez todos estos años de oprobio. Pero hasta en eso de inflar las dudas, las sombras y el carácter controvertido de figuras opositoras de la política y la cultura somos marionetas de quienes nos han malgobernado durante estas cinco décadas. Nos divertimos dividiéndonos, llegamos al orgasmo hablando mal hasta por los codos del que tiene éxito o ha logrado lo que nosotros no pudimos, nos sumamos con singular euforia a la comparsa de ese carnaval de máscaras egoistas que es vivir siguiendo, por igual en la isla que en el exilio, las pautas dictadas por nuestros dictadores de turno desde La Habana.
La soledad ja ja…
Me resulta muy curioso que a la defensa de Padura hayan salido sólo dos o tres artistas residentes en la isla, pero nadie lo ha hecho en el exilio. Y eso, aunque sea duro de entender, nos hace cómplices del ataque que contra Padura han hecho Atilio Borón y su comparsa intelectual de la izquierda caviar, defensor él y ellos de la dictadura cubana, y de cuantas dictaduras de signo izquierdista se han impuesto o intentan imponer en el resto del mundo.
Me resulta aún más curioso que apenas un dos o un tres porciento de los intelectuales y artistas cubanos de la isla y el exilio se hayan pronunciado a favor de Ángel Santiesteban, ni siquiera cuando ya hasta prestigiosas instituciones internacionales lo apoyen luego de comprobar por sus propios medios que la acusación de violencia doméstica por la cual cumple cinco años es una patraña urdida por la Seguridad del Estado para castigarlo por abandonar el redil de las mansas ovejas y escribir en su blog Los hijos que nadie quiso esas verdades que la dictadura prefiere ocultar.
Todavía más curioso es que ninguno de esos cerebros críticos de la isla y el exilio hayan tendido su mano para apoyar o ayudar, aunque sea sólo en la promoción de sus libros, a Rafael Vilches, un escritor cuyo credo más fuerte es la fidelidad a sus amigos, piensen como piensen, con lo cual está haciendo una peligrosa labor de zapa, defendiendo a sus colegas y amigos “caídos en desgracia por sus labores opositoras” y “contaminando” con su ejemplo de tolerancia y de defensa de su pensamiento plural a esos otros colegas que aún creen en el cuento de la necesidad de defender a una Revolución sitiada por el imperialismo.
La historia se repite: mencionando sólo algunos de los muchos casos de escritores e intelectuales reprimidos en la isla cuyas historias he seguido de cerca o conocido, en los años setenta, dejamos solos a quienes hicieron PM y a quienes creyeron en esa otra posibilidad de hacer cine, a Heberto Padilla, Belkis Cuza Malé, Reinaldo Arenas, Carlos Victoria, José Mario, Reinaldo García Ramos y escritores del proyecto literario El Puente, entre otros; en los ochenta dejamos solos a todos los escritores, pintores, músicos y bailarines que vieron en los postulados del proyecto Paideia un rumbo para la necesaria independencia cultural; en los noventa abandonamos en esa misma soledad impotente a José Mariano Torralbas y Guillermo Vidal, por sólo citar dos casos de escritores bien golpeados en sus provincias de origen, a Rolando Sánchez Mejías y los muchachos de Diaspora(s), y en estos primeros años del nuevo siglo hemos abandonado a Antonio José Ponte, Raúl Rivero, Manuel Vázquez Portal, Dagoberto Valdés y el proyecto independiente Vitral, más los ya antes citados en algunas partes de este escrito.
Lo más terrible es que cada vez soy más pesimista: mientras sigamos mirándonos el ombligo, lamiéndonos las heridas y lanzándonos mordiscos unos a otros, en Cuba los artistas, escritores e intelectuales seguirán hundidos en el miedo porque del otro lado sólo escucharán acusaciones de ser agentes castristas y lamebotas (lo que les confirma cada día la propaganda siniestra que sobre el exilio ha echado a correr el régimen); el exilio cultural seguirá siendo esa ensenada llena de barcas aisladas que se lanzan cañonazos en una batalla cotidiana bajo la clásica fórmula de cubaneo “quítate tú, pa’ponerme yo”, y en sus mansiones habaneras, heredadas de sus poderosos padres, los nuevos dictadores que nos merecemos estarán solazándose en sus poltronas con esas caras de goce supremo que debían tener los emperadores romanos cuando cerraban el puño –el dedo pulgar apuntando hacia la tierra–, ordenando a uno de sus gladiadores que acabara con la vida del vencido.
Mucha muela y mucho chanchullo, se van a morir los Castros y Estados Unidos seguira apollando a quienes vengan atras, Cuba fue captada a tiempo como un gran peligro para el Turismo y el Super Desarrollo que dotaba para ser una Isla, Fidel adquirio ese dominio incoherente gracias a la Inteligencia USA, dejense de tantos comentarios adsurdos que en resolucion no existe quienes a la cara esten senalando comentarios en contra de Los Castros y de su Dictadura, el G2 y la Contra Inteligencia Cubana esta dotada de suficiente capacidad para que hagan pensar que despues de 55 anos han llegado a algun beneficio en Pro a un Cambio?.
Si estabas dentro de la isla por pensar diferente te decían agente de la CIA, acá por la misma razón te acusan de agente del G-2, muy acertado su artículo, como mismo la guerra del 68 fracaso por el regionalismo y la falta de concordancia entre los generales mambises, hoy continuamos iguales a ellos, sólo criticas y epítetos contra todos aquellos que hacen algo o piensan diferentes ¿y qué hacemos nosotros para cambiar la situación de la isla? Nada, sí con verborrea se tumbaran dictaduras, estas no existirían en la historia, ¿recuerda aquel refrán que decía, “todo el mundo quiere ser cabeza, nadie cola de león? Casi puedo asegurar seremos una Corea del Norte con sabor caribeño.
Sólo por curiosidad… ¿quién es ese innominado maestro literario común? ¿Será algún figurón literario del régimen? ¿Será que ese maestro común consiguió que tanto tú como Santiesteban y otros más fueran favorecidos con premios y oportunidades, en detrimento de muchos otros escritores que no se llevaba tan bien con ningún figurón literario? ¿Será que esos otros escritores aún se «lamen las heridas» de años de inopia, de continuar inéditos e ignorados, de retrasos en sus carreras y proyectos de vida? ¿Será que nunca jamás tú y Santiesteban van a reconocer la historia real? ¿Será que tu idea de borrón y cuenta nueva eterniza el ciclo de figurones y protegidos? Eso y más me pregunto.
Me siento perfectamente identificado con lo expuestio por Amir. De no pensar como el, lo afirmaria tambien
Mucho miedo hay en la vida del cubano, intelectual o no, viva adentro o afuera con la desafortunada costumbre de la doble moral y la mala maña de callar para no comprometerse y ademas criticar al otro porque solo el yo tiene la razón.
Un artículo excelente, Amir, en el que lo que más importa, en mi opinión, no son tanto las conclusiones o los juicios de valor (que se pueden compartir o discutir) sino su tono de diálogo y respeto y su reivindicación de la tolerancia, tan necesaria de cara al futuro. Hacen faltan voces como la tuya para abrir las puertas a un tiempo de diálogo. Y no te preocupes por las arremetidas que sufras, los voceros del odio y del resentimiento son ya parte del pasado por mucho ruido que metan todavía. Hay que afinar el oído para escuchar a quienes están dispuestos a hablar y a buscar espacios de entendimiento. Yo estoy seguro que son las personas como tú o como Padura las que van a contribuir para encontrar al fin una salida al drama cubano. Un abrazo bien grande.
Por supuesto, José Manuel Fajardo, el futuro (de Cuba) pertenece por completo a los que estén dispuestos a los sempiternos arreglos entre bambalinas, arreglos entre vencedores y escaladores, la clase de arreglos amorales para los cuales el mundillo literario cubano prepara tan bien. Siempre he pensado, la mejor muestra de la astucia del régimen ha sido corromper moralmente a los intelectuales, fomentar esa ética de caucho, ese aquí no ha pasado nada si podemos llegar a un acuerdo.
Todo lo dicho es muy cierto, hay una verdad casi absoluta en el tirano inoculado, en la división enterna, y coincido en muchas cosas con el autor pero siempre termino citando en estos casos a otro escritor cubano que tuviera a mal morir en el exilio, después de haber sido también inoculado por ese veneno que nos corroe el pensamiento y la razón. Jesús Díaz renació en las Iniciales de la Tierra para aseverar con gran lucidez que somos un pueblo políticamente ignorante, lo que nos hace merecedores de nuestros ilustres tiranos, a los que hemos alimentado de poder por muchisimas decadas, otros le llama esotéricamente nuestro karma nacional. Jesus Díaz argumentó además sobre este tema en una entrevista a un medio mexicano sobre «Las Iniciales de la Tierra» … «Así somos, somos bastante jodídos, somos bastante turbios, tenemos un carajal de problemas, no somos perfectos ni a cincuenta millones de millas, tenemos muchas razones para llorar, pero aquí estamos parados, aquí estamos». Ojala la esperanza no nos abandone.
Saludos al librepensamiento cuando el sentido común se impone vuelan las palomas
Bueno Sergio, si tu visión de las cosas pasa por desacreditar a priori cualquier propuesta de diálogo, a base se calificar a corrompidos, amorales y escaladores a quienes participen en ella, evidentemente no deberías sentirte concernido por mi comentario. No lo he escrito para personas que piensan como tú, aunque te agradezco de todos modos que hayas perdido unos segundos de tu tiempo en caricaturizar mi comentario. Yo me estaba dirigiendo a quienes tienen la capacidad de escuchar al otro sin condenarle de antemano.
Excelente articulo, la realidad que he comprobado después de conocer mejor ambas orilas
Excelente articulo de Amir, como siempre. He leido cada comentario tambien pues tener el termometro de la opinion es bueno para hacerse de un criterio propio. Cuando se habla de Cuba, sea de politica o de beisbol, religion o cambios sociales cada uno tiene sus puntos de vista y cada cubano tiene ese punto de vista diferente.
Admiro a Padura por su obra, a Amir por su pocision, ect ect, pero hablemos claro.
No es mentira que esos que hoy «Saltan la talanquera» ayer fueron protegidos de la UNEAC, ICRT, ect ect. que pasaron por encima de otros para lograr premios, prevendas, opciones, viajes. Demasiadas heridas se guardan durante 54 años en aquellos que nunca lo hicieron. Para tener un dialogo justo (y aclaro que si creo en el dialogo) se debe primero poner sobre la mesa a los culpables, el dialogo debe ser sincero con quien ha sido sincero, la opcion de «borron y cuenta nueva» no la comparto.
Es genial ver a Amir defender a Padura, y ver a Padura defender a Santiesteban, y leer a Santiesteban defendiendo a ambos. Desde mi humilde lugar solo les hago una pregunta a los tres:
Alguna vez han defendido a los otros, a los pinos nuevos, a los que nunca alcanzaron premios, prevendas, viajes… ????
Estimado José: quienes me conocen pueden responder mejor que yo, puedes preguntar, pero te respondo yo: la mitad de los graves problemas que tuve en Cuba se deben a que siempre me fajé por quienes no tenían voz. Como lo han escrito en muchos sitios, fui de los pocos que jamás negué a quiene scaían en desgracia y, todo lo contrario, los defendí incluso aunque algunos de ellos fueron encarcelados por órdenes directas de Fidel Castro. Entonces, y hoy, he promocionado en Cuba y fuera de Cuba la obra de escritores de cuatro generaciones. Uno de mis mayores orgullos es poder decir que la mitad de los nombres de esos pinos nuevos que hoy escriben las letras cubanas, desconocidos unos y más conocidos otros, pasaron por mis talleres, estuvieron en mis antologías, en mis artículos, cuando nadie creía en ellos… por desgracia, debo reconocerlo, he recibido muchas puñaladas de parte de algunos de ellos (desagradecidos hay en todas partes), pero ni así he dejado de creer en que es posible seguir haciendo lo que hice. En simples palabras, al menos yo, y lo saben bien Ángel, Padura y otros muchos, aún hoy sigo defendiendo a conocidos y desconocidos, viejos o nuevos, salvo en aquellos tristes casos en que ya la podredumbre moral
hace indefendible a la persona.
Amir, lamento de veras que veas un ataque en mi comentario, sabes que te admiro y que te respeto. Mi comentario es un poco mas general de lo que pudiste ver en el, hablo de todos, menciono en el a los tres a los que haces referencia pero creo que si lees bien hago mencion a todos, a un movimiento cerrado. Se que no es tu caso personal, tambien se que haz leido mis articulos sobre Angel aun sin conocerlo. creo que mientras mas limpio es un movimiento mas las personas creen en el, de eso hablo, de la sinceridad que pueda existir detras de un dialogo sincero. de sacudirse de eso que nos inocularon, pero limpiando con la sacudida lo que empaña a los buenos hombres.
Que no, estimado José, no he visto ataque alguno en tus palabras, de verdad… quizás el tono te haya pensar en ello, pero simplemente aproveché tu pregunta, excelente por cierto, para hacerle saber a algunos que me leen y no me conocen esas circunstancias, así que soy yo quien te agradece la posibilidad que me has brindado de explicar algo de lo que me siento orgulloso. Un abrazo.
Excelente artículo, Amir.
Muy buen artículo, Amir. Y que saludable es que escritores como tu y Padura sigan manteniendo un diálogo, aunque sea desde posiciones divergentes, pero jamás marcadas por el odio inútil de los mediocres que se consideran dueños de toda la verdad, de la única verdad, de la excelsa verdad temporal en la que ni ellos mismos creen. Sólo un diálogo inteligente y sensato traerá para Cuba y los cubanos la normalidad social tan escasa en todo el mundo, y a la que sin embargo, con toda terquedad, todos aspiramos. Un abrazo.