¿Morirá Fidel Castro?
Publicado por Amir Valle | Publicado en Política cubana | Publicado el 08-01-2015
La absolución histórica de un dictador
Siento decirlo, aunque produzca revuelo: No es importante ya que Fidel Castro muera. Murió en el 2006, justo el día en que cedió el poder. Y muchos parecen desconocer la clara evidencia de que asumió ese cambio en su vida con la clara conciencia de que su tiempo había terminado y sólo le quedaba un camino: no ya perpetuar su legado (una de sus obsesiones ególatras desde su juventud) sino impedir que sus dominios se perdieran. Al estilo de las dinastías monárquicas, la familia debía asumir su rol dinástico. Y a eso: a una sucesión planificada por Fidel y adaptada por la familia a las circunstancias históricas, tras la ascensión del dictador que ahora tenemos: su hermano Raúl, hemos asistido los cubanos en estos últimos ocho años de poder raulista.
Desde entonces, como los hechos lo demuestran tozudamente, Fidel Castro sólo sigue vivo porque sus admiradores internacionales insisten en insuflar vida a “su histórico legado”. Porque sus enemigos internacionales se lo sacan de la manga una y otra vez, como si realmente fuera una pieza indiscutible en el póker de la política, al analizar los convulsos cambios en la historia latinoamericana de la última década. La izquierda internacional, entretanto, sigue desempolvando sus viejos huesos, enfundados ahora en un traje deportivo, siempre que lo necesitan para sus campañas; y algunos presidentes sin lustre propio lo resucitan vez tras vez, esperanzados de que se les pegue algo del brillo de ese ídolo al se han atrevido a llamar “el más invicto líder de los pobres de la tierra”.
Pero, aún peor, Fidel vive porque los cubanos de la isla y el exilio seguimos soplando vida en la nariz reseca de un cadáver, momificado hasta hoy a conveniencia de quienes necesitan rescatar su imagen de Mesías salvador (los de la izquierda) o de Quimera monstruosa (los de la derecha) en un planeta mucho más inestable, explosivo e inhumano que aquel mundo de 1959 en que un joven barbudo se convirtió en “la esperanza de los desposeídos” a través de una Revolución que todos vieron (y muchos siguen viendo, pese a sus evidentes fracasos) como “faro de luz para América y el mundo”.
Fidel murió, querido compatriotas, y sólo vive en nuestras mentes. Nos inoculó el virus de vivir dependiendo de su mortífero legado, de su supuesta omnipresencia. Es un fantasma que, aunque muchos no quieran reconocerlo, arrastramos por todo el mundo. Y eso queda demostrado cada vez (y ahora mismo) que se corren los rumores de su muerte: en la isla es comidilla de los últimos días y en el exilio, más que virus noticioso o regusto chismográfico, es casi jolgorio enfermizo, dependencia emocional e incluso (aunque lo vea como algo irracional) resonancia esperanzadora de nuevos tiempos.
¿Importa ya su muerte? Más allá del uso que le ha dado Raúl Castro de banderilla ideológica, de soporte memorioso oportunista, de figura valiosa en el panteón histórico nacional ¿ha significado algo Fidel dentro de la estrategia de la dictadura en los últimos años? ¿O es que alguien olvida que la mayor prueba de su pérdida de poder es precisamente lo que algunos consideran la prueba de su existencia: sus “famosas” Reflexiones sobre asuntos nacionales e internacionales?
¿Es que nadie se ha dado cuenta de que el rumbo de los acontecimientos en Cuba no cambiará ni con su muerte física, ni con la muerte de Raúl, pues los destinos posibles de la isla ya han sido calculados para un futuro en el que veremos en puestos del poder económico, financiero, militar, social, legal y político a los herederos de quienes, prometiendo un país mejor que jamás llegó, convirtieron a nuestra nación en el desastre que es hoy?
Aunque caiga pesado, debo decirlo: mientras los cubanos pensemos en Fidel, Fidel vivirá.
Fidel vive en todos esos que aún están pendientes de la hora de su muerte, aunque sea por desolación ante el deceso de su líder, por simple revancha o por el júbilo de saber que el mundo tiene una alimaña menos.
Fidel vive en esos que, en la isla y en el exilio, no soportan un criterio distinto y atacan, ofenden, denigran a quien esgrime una opinión diferente. Entremos a las redes sociales y veremos cuántos Fideles hay regados en internet.
Fidel vive en esos líderes y grupos opositores de la isla y el exilio que reproducen como instrumentos de poder político en sus terrenos específicos de influencia el caudillismo, la desconfianza, las rencillas constantes, las capillas monopolizadoras de las influencias obtenidas, la manipulación oportunista y egoísta de los contactos internacionales, el uso irresponsable o deshonesto de los fondos obtenidos, y la priorización absoluta de las metas más convenientes para reafirmar la validez del discurso político y la agenda personal de cada líder, en vez de priorizar el trabajo con el pueblo y las metas que conduzcan, aunque sea paso a paso, al bienestar nacional.
Fidel vive en esos cubanos de la isla que, sea por falta de información o por incultura política o por inopia o por fidelidad a su líder, creen que su muerte cambiará nuestras vidas.
Fidel vive en esos cubanos que callan ante lo que sucede en la isla, ya sea por miedo a ciertas represalias, por desilusión ante tanta basura política tras 56 años de lo mismo o por simple y pura conveniencia: es un proceder que él, con su estructura de poder, nos inyectó.
Fidel vive en todo aquel que siga sin descubrir que su mayor mérito fue habernos hecho creer que necesitábamos un caudillo y que debíamos entender que Cuba, la Revolución, el Socialismo, la Patria tenían un mismo nombre, su nombre: Fidel Castro. Y nos libraremos de esa subrepticia pero profunda dependencia cerebral sólo entendiendo de una vez que Fidel es (y perdonen si utilizo estos términos de la marginalidad cubana) “ese viejo cagalitroso, chocho y hecho talco” que hemos visto después que cedió el poder; es decir, nos libraremos de él cuando dejemos de exagerar su papel como “el culpable de la desgracia del pueblo cubano”, o como “el genio de manipulación que engañó al mundo con sus mentiras”, o como “un ser que llega con sus tentáculos y confabulaciones a todos los rincones, instituciones y países de la tierra”, o simplemente como “el hombre que con su muerte abrirá una nueva era de esperanza para los cubanos” y comencemos a verlo como lo que ha sido y es: un ser humano.
Si no entendemos esto, no estaremos listos para la lucha más larga que se abre ante nosotros: Fidel murió o puede morir, el castrismo no, intenta perpetuarse mutando, lanzando al mundo (y a nosotros, los cubanos) mensajes engañosos de una conciencia de apertura que no existe y que sólo oculta una estrategia de supervivencia de la misma putrefacción ideológica que hundió a nuestra isla en el estercolero económico, político, social y moral que hoy es Cuba.
Le hemos echado la culpa de nuestras desgracias a Fidel. Ahora le hemos traspasado esas culpas a Raúl. ¿A quién le echaremos la culpa mañana? ¿Y dónde están nuestras culpas?
Entendamos de una vez que Cuba no necesita un caudillo. No necesita un Mesías. La corrupción extendida en las instituciones democráticas de nuestro país antes de 1959 hizo creer a muchos que sólo un caudillo, un iluminado, un Mesías, podía conducir a buen puerto a los cubanos. Fidel lo descubrió y lo utilizó para llegar adonde llegó en la vida de cinco generaciones de cubanos. Hemos tenido 56 años para entender que esa tesis es absolutamente errónea. Y por ello es hora de que se mire lo que necesita el país, no los sueños futuristas de un líder, ni los vaticinios siempre cuestionables de una sola ideología. Ese es el mayor reto para todos los cubanos y, específicamente, para aquellos que ahora y en el futuro entren en el terreno de la política nacional. Luego de vencer en esa durísima batalla (pues es algo que, creo, está ya en el ADN de varias generaciones de cubanos) se impone frenar y desmontar la estructura material y moral, histórica y dinástica legada por el castrismo. Otra descomunal batalla.
Enterremos a Fidel de una buena vez, queridos compatriotas; pero enterrémoslo en nuestras mentes, allí, en el más olvidado y oscuro de los rincones. No dejemos que los vicios humanos de la memoria lo absuelvan cada vez que lo pensemos. Dejemos de portar ese virus que nos inoculó y que obliga a muchos a ir por la isla y el mundo como pequeños clones que reproducen sus manías intolerantes, sus oportunismos, sus confabulaciones siniestras y sus deformaciones mesiánicas. Si hacemos eso, el día que muera, que sin dudas llegará, podremos entonces sepultar en tierra su cuerpo mortal; podremos valorar con mente desprejuiciada y clara sus errores y aciertos históricos (sí, los tuvo, aunque también se niegue); podremos delimitar hasta dónde llega su responsabilidad histórica con el desastre nacional cubano y hasta dónde llega nuestra propia responsabilidad como cubanos; y no tendremos que cargar encima, otro medio siglo más, con la existencia de un ser humano que nos manipuló de un modo tan perfecto que nosotros mismos hemos sido (y podremos seguir siendo, si no nos damos cuenta) la fuente de su inmortalidad.
Exelente…………
¿Ahora este señor es un analista político? No encuentra uno aquí sino una reflexión muy superficial alentada por el rencor, que lo impele a percibir sólo las manchas. Y todo en un tono ofensivo que destila odio por doquier… Él no es un luchador, no pone el pellejo en riesgo, no hace gala en la práctica del valor y la determinación que quiere insuflar a sus palabras, son solo eso: palabras. No el mérito de sacrificar sus comodidades europeas por sus ideas. Muchos de aquellos a los que tan exacerbadamente embiste, de una u otra inclinación política, han puesto sus vidas en peligro siguiendo sus convicciones ideológicas ¿haría él lo mismo?
Concuerdo con todo lo que expone. Hace mucho, estoy abogando por lo mismo. Ojala este necesario llamado se multiplique. Muchas gracias.
Estimado Amir Valle:
Creo que existen muchos Fidel Castro. Seguramente cada uno de nosotros tiene el suyo. Por eso mismo, sólo podemos matar al Fidel Castro que llevamos dentro. Yo intuyo que tú has matado al tuyo, y entiendo que tu Fidel no te dejara vivir feliz y que por eso lo has asesinado dentro de ti. Pero espero comprendas que ese Fidel tuyo, tu Fidel, no es el Fidel de todos. Por eso me parece un poco inapropiado que nos invites a todos, que invites al mundo entero, (Porque Fidel Castro es un personaje mundial) a que lo asesinemos.
Fidel Castro no es ni Dios ni el Demonio. Somos nosotros quienes hemos pintado a nuestra manera ese Fidel personal, a imagen y semejanza de nuestro Dios o de nuestro Demonio. Dicen personas muy sabias que lo que vemos fuera de nosotros, es justamente lo que nosotros somos, por tanto, ese Fidel que tú has necesitado asesinar, seguro que es la viva imagen de ti mismo.
Más allá de nuestra posición política (no olvides que todas las banderas políticas tienen detrás personas buenas, inteligentes y sabias) hay una realidad, y es que Fidel Castro fue parido por unas condiciones objetivas concretas que se dieron en nuestro país. No hubiera habido un Fidel Castro, sin un país que luchó durante todo el siglo XIX por independizarse de España, y no hubiera habido una Cuba antimperialista sin el discurso antimperialista de José Martí, y no lo hubiera habido si luego, los Estados Unidos no se hubieran quitado la careta al propinarnos la Enmienda Platt.
Muchos en el mundo habrán querido ser como Fidel Castro. El mundo está lleno de personas de pensamiento de izquierdas que han querido acabar con el capitalismo, pero si Fidel Castro sólo ha existido en Cuba, es porque la historia de Cuba, es única. El viraje hacia la izquierda del pensamiento político de los cubanos, no es la obra única de Fidel Castro, Fidel Castro es el último fruto de un árbol que llevaba sembrado ya más de un siglo.
Hoy muchos podrán hablar de los desmanes del Castrismo durante estos 56 años. Hoy muchos hablarán del desastre económico que es hoy Cuba, pero el día que enterremos a los Castro, también nos veremos obligados a enterrar todo el árbol que parió a Fidel Castro, y en ese árbol van nombres como el de José Martí, como el de Rafael María de Mendive, como el de Félix Varela, como el de José María Heredia, como el de Gertrudiz Gómez de Avellaneda, como el de Enrique José Varona, como el de Antonio Maceo, como el de Camilo Cienfuegos e incluso, como el de Amir Valle, un chico talentoso que por nacer en Cuba, no necesitó que su familia fuera rica para convertirse en el gran escritor que es.
Hoy muchos podrán decir que no era necesaria una revolución comunista en Cuba, para que los negros y mulatos en Cuba pudieran atravesar el puente sobre el río Almendares sin dar cuenta de a dónde iban a la policía. Seguramente ahora dirán que no hacía falta una Revolución para que en los parques de los pueblos cubanos, blancos y negros pudieran sentarse en las mismas zonas de esos parques, o que no hacía falta una Revolución para que las jóvenes negras pudieran pudieran optar por el premio de Reinas de aquellos carnavales prerrevolucionarios. Nos guste o no, fue la Revolución de Fidel Castro quien aceleró el proceso de igualdad social al interior de nuestra sociedad. Hoy, cuando miro fuera del Cuba a negros africanos, a negros latinos y a negros cubanos, noto que los negros cubanos tienen algo que los diferencia del resto de los negros, y ese algo está relacionado con el modo de mirar. Hay una altanería en los ojos y los ademanes de nuestros negros, que no lo tienen los negros africanos ni los negros latinos. Hay otra cosa que noto en los cubanos en general, y es que se encuentran en sentido general, asimilados al interior de estas sociedades. No los veo como a rumanos, bolivianos, peruanos, etc, viviendo en grupos por sentir la necesidad de protegerse los unos a los otros. Esa revolución castrista «tan terrible», nos dio armas a todos para poder insertarnos y vivir relativamente bien al interior de las sociedades más desarrolladas del mundo. Hay un sentido de dignidad que tienen los cubanos, que no los veo en otros inmigranres. Mientras en Colombia, por ejemplo, los negros no se sienten colombianos, sino que se sienten afrocolombianos, los negros cubanos no nos sentimos afrocubanos, nos sentimos cubanos a secas. Esa es la obra de la revolución de Fidel Castro. Es también la obra de la Revolución de Fidel Castro, que al conversar con mi hermana por teléfono, y decirle que aquí en España están desahuciando a 150 familias diarias, ella me preguntara qué era desahuciar. Esa palabra ha desaparecido del vocabulario de los cubanos. Es también la obra de la Revolución cuando en medio de esa misma conversación, yo le dije a mi hermana que me habían cobrado 3000 euros por ponerle a mi hija los correctores dentales, y que no me había podido mirar yo, porque no tenía dinero, mientras que ella me dijo que a sus dos hijas (mis sobrinas) le habían puesto los correctores dentales sin que eso a ella le hubiera costado un centavo.
Antes de enterrar a Fidel Castro, analicemos qué estamos enterrando con él. Si nos parece que la democracia es la octava maravilla del mundo, echemos un vistazo al mundo y comprobemos si ese sistema, implantado desde hace siglos en el 99% del mundo, ha resuelto los problemas mundiales, y recordemos si los 60 años de democracia en Cuba, y digo democracia y no pseudodemocracia, porque al parecer, a algunos les da igual una cosa que otra, resolvieron los problemas de la nación cubana. Si somos justos, reconoceremos que Fidel Castro y la Revolución Fidelista, son justamente el fruto del desastre de esa democracia que al parecer, algunos, (casi siempre blancos) hoy añoran.
¿Qué diremos cuando regrese a Cuba el capitalismo y la sociedad cubana cuente con ese 20% de población privilegiada y ese 40% de población desposeída? ¿Qué pasará cuando las grandes empresas se apoderen de los recursos de la nación? ¿Qué pasará cuando terminen privatizadas la salud y la educación? ¿Qué pasará cuando a cambio de un túnel de la bahía, o de un metro en la Habana, o de lo que sea, aceptemos a un mafioso norteamericano como ministro de turismo? ¿Qué pasará cuando los principales partidos políticos tengan bandas mafiosas encargadas de asesinar a sus rivales políticos, qué pasará cuando los gobernantes del país, muestren descaradamente sus riquezas y su nivel de vida, qué pasará cuando la marginalidad y la droga campen por nuestras calles, cuando la marginalidad y la droga nos igualen al resto de las ciudades latinoamericanas y tercermundistas. ¿Acaso entonces queramos desenterrar a ese Fidel que tú hoy tan alegremente nos invitas a enterrar?
La realidad es que hoy en día, el capitalismo, cuando menos, nos lo podemos cuestionar.
No hay dudas de que el capitalismo es el sistema económico social que más hace producir al ser humano, pero acaso eso basta?
Hoy el 1% de la población mundial detenta el 49% de la riqueza mundial. ¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir que si le diéramos a ese 1% el 1% de la riqueza mundial, que es muchísimo (no olvidemos que el 80% de la población mundial vive con el 20% de la riqueza) podríamos tirar al mar el 48% de la riqueza y el 99% de la población no se enteraría.
El modod e producción capitalista está arrasando el planeta. En 100 años más contaminando y destruyendo el planeta a este ritmo, nos quedaremos sin planeta. Algunos, como hacen los virus, está pensando en marcharse a otro planeta. La Humanidad convertida en un virus mortal y dañino gracias al capitalismo. ¿Acaso es ese el sueño de la humanidad? ¿Acaso convertirnos en un virus es la meta más alta de la que somos capaces?
Pero si ya esto no fuera poco para rechazar al capitalismo, tenemos que la política en estos países está secuestrada por los grandes poderes económicos. Y si la política está secuestrada por los grandes poderes económicos, ¿cómo va a haber democracia? Pero lo peor es que el capitalismo nos convierte en seres egoístas, competitivos e insolidarios. Hemos instaurado al Dios Dinero en el trono de nuestras vidas, y ahora nos controla y nos esclaviza sin que podamos hacer algo para evitarlo. El Dios Dinero no tiene ética, ni moral ni principios. Por eso vemos como Internet está lleno de virus. ¿A qué persona de buen corazón se le puede ocurrir inocularte un virus a tu PC para luego venderte un antivirus? ¿En qué momento perdimos el buen camino? ¿Qué soluciones tiene el capitalismo para solucionar este problema? ¿Qué persona en su sano juicio puede ser feliz teniendo en su cuenta de banco, 170 000 millones de dólares mientras ve morir cada año a 25 millones de personas de hambre y de enfermedades prevenibles? ¿De qué nos ha servido el capitalismo, si antes la crisis del ébola es Cuba quien ha mandado 600 médicos a África? ¿Por qué los médicos de estos países capitalistas no se han ido rápidamente a solucionar ese problema? Estamos mirando cómo las grandes empresas farmacéuticas hacen negocio con nuestra salud, nos enferman, o hacen crónicas nuestras enfermedades. O vemos como los fabricantes de armas les venden el armamento a tirios y a troyanos, o incluso, hacen echar a andar los conflictos bélicos para poder tener a alguien a quien venderle sus armas. Hace 500 años, podíamos identificar a los bancos contendientes, por la diferencia de las armas y de las ropas que usaban ambos ejércitos. Hoy no. Hoy las armas son las mismas para todos, y hoy las armas siempre las fabrican los mismos. Cuba vive dentro de este mundo atroz. ¿Acaso la muerte de los Castro van a salvar a Cuba de todos estos problemas? Yo creo que la raza humana, (no solamente Cuba) tiene un gran problema que resolver, y es el aprender como especie, a no comportarse como un virus, y desde luego, hoy tenemos el problema de que el capitalismo es un monstruo que nadie puede detener. Nos está devorando, vamos camino al precipicio, pero nadie lo puede detener. Mucho tendremos que cambiar todos como humanidad para poder salvarnos, y creo, que los cubanos de hoy, estamos más preparados que muchos ciudadanos de otros países, para mostrar sensibilidad ante este crucial problema, y para colaborar con la solución del mismo.
El poder corrompe. Es como el anillo de Frodo Bolsón, el hobbit de El Señor de los Anillos. Los Castro han tenido en su poder el anillo durante demasiado tiempo, y seguramente tendrán su alma llena de oscuridad. ¿Pero a quién le daremos el anillo del mal, en estos tiempos en que por doquier el poder de Mordor parece extendido por toda la tierra media. ¿Quién nos garantizará llevar el anillo hasta el monte del destino y destruirlo?
Excelente análisis y es cierto Fidel cual fantasma del padre de Hamlet nos persigue y se multiplica aun entre algunos que reniegan de el.
Concuerdo totalmente Alexander yo asumo que nunca haz salido de Cuba probablemente gracias a Fidel,el dia que salgas te daras cuenta de el fantasma de Fidel que llevas dentro y recuerda que el profeta no es profeta en su propia tierra y lo que haz visto en cuba no es siquiera el 1% de la poblacion mundial de veras te deseo que puedas salir y veras que Cuba es probablemente uno de los ultimos paises del mundo donde alguien quisiera vivir
Genial Amir, una vez mas desnudando esas verdades q nos resistimos a reconocer como pueblo. Gracias por el talento de darlas a la luz.
Ya se sabe que nada va a cambiar. Para qué insistir en lo mismo. Pero es una celebración personal y colectivo y nos la merecemos. Que muera el monstruo así sea en los dibujos animados.
Jajaja Alexander de momento intui que terminarias con un sentido: Patria o Muerte, venceremos, jajaja pero te auto censuraste (como buen representante q eres de tu «idea»).
En tu recuento «historico», viciado e impio (como dijera Varela), no haz incluido (convenientemente tal vez), los grandes atropellos de la dictadura cubana, sus grandes errores, sus vigentes miserias, sus eternos abusos, a un pueblo triste, a un pais varado en calles con huecos eternos tan profundos como sus libertades negadas. Haz intentado (cual reproduccion eterna de una dictadura q solo engana a quienes no son libres de informarse) esquivar hablar de Cuba, hablando del mundo… Como guion eterno, o saco argumental, en q creen q pueden justificar a un pais sumido en la pobreza absoluta y dependiente del exterior. Das exactamente, la diletante respuesta de Ricardo Alarcon a Eliecer Avila, dos lustros mas tarde…
Pero al final es cierto… tenemos diferentes fideles, el tuyo te da acceso al internet para q lo defiendas, el mio se lo niega al 95% del resto de habitantes del archipielago. El tuyo olvido a mis padres jubilados a su suerte despues de 50 annos de trabajo, el mio hace q yo desde el exterior me convierta en su seguridad social.
Pero tranquilo, solo asesinara el q como tu piense en hacerlo, los «otros»(ese termino tan reprimido por la dictadura cubana) solo olvidaremos a ese ser tan triste q fue fidel para nuestra historia.
Mi comentario es para Alexander; comprendo ALGUNOS puntos que expones; PERO….creo que estas ciego al no darte cuenta que todos esos males que mencionas del capitalismo…TAMBIEN estan dentro de Cuba. Empezando porque el capitalismo NUNCA se fue de Cuba. Acaso que crees que es el Mercado Negro? Es la forma mas DURA y pura de capitalismo que hay; y en Cuba TODOS sobrevivimos gracias a el….Luego no comprendo tampoco por que si tan mal piensas del capitalismo…..y al parecer tan bien piensas del comunismo cubano, vives aun en Espanna? Creo ademas que debes leer un poquito mas sobre Cuba (despues del 1959),…pues al parecer te asesoraste bien del pasado ANTES de F.C (lo que te contaron ellos?); pero no alcanzas a darte cuenta que ellos han estado haciendo por estos 56 annos, EXACTAMENTE, lo mismo que has mencionado que se hace en otros paises, solo que de una forma mas disimulada. Si, el Mundo esta muy jodido, pero el comunismo TAMPOCO es la solucion.
Con el articulo de Amir estoy de acuerdo CASI totalmente; PERO aun asi pienso celebrarlo. Solo una cosa….no FUE «un ser humano». FUE (y lo sigo diciendo en pasado) un ser INHUMANO. Claro, como bien dices….NO FUE EL UNICO CULPABLE….Luego no creo tampoco que deba «morir» del todo…es necesario recordar sus atrocidades para no permitir que se repitan, y con ellas, tendremos que recordarlo a el. No queda otra.
En los últimos ocho años hemos visto como la nueva dirigencia dinástica del régimen cubano ha ido desmontando una a una las innumerable leyes, disposiciones, políticas y procedimientos implementados por el gobierno de Fidel Castro, que desde el 1ro de enero del 59, fueron impuestas por la prepotencia, la soberbia, la megalomanía, la cobardía, el voluntarismo, la ineficacia y el desprecio absoluto a los intereses, necesidades y aspiraciones legítimas de un pueblo entero, sin que hasta hoy hayamos escuchado ni un atisbo de enjuiciamiento, ni tan siquiera una disculpa, o al menos un tenue reconocimiento, del principal culpable y sus ejecutores por las atrocidades cometidas, más bien su endiosamiento es patético y se ha institucionalizado ante cualquier señalamiento u opinión divergente, el cinismo, la manipulación y la represión sutil y a veces brutal.
Es por ello que en este claro y objetivo análisis que sin pelos en la lengua hoy nos ofrece Amir Valle, aborda un tema que a muchos les molesta escuchar, sobre un episodio mezquino de la historia de los cubanos que desde finales del siglo XIX, todo el XX y lo que va del XXI nos hemos pasado la vida culpando siempre a factores externos de todos los males de nuestra república y esperando a que otros saquen a los cubanos de sus broncas internas. Todo lo que se diga al respecto para justificar esa postura cae en el campo de las elucubraciones y el subjetivismo demagógico. Lo mismo sucede con las especulaciones sobre si Fidel Castro está vivo o está muerto. Si se murió, pues bien muerto está, ya tiene 88 años, está decrépito, es un ser malévolo y muchas personas buenas y honestas de este mundo, que no le han hecho daño a nadie se mueren todos los días, incluso mucho más jóvenes que él. Si se murió, bien muerto está, millones de cubanos han sufrido mucho por culpa de ese hombre, francamente no lo vamos a llorar, ni a extrañar, más bien aun los que no acostumbran a desearle la muerte a nadie, en su fuero interno van a decir, por fin nos libramos de esa alimaña. Pero lo cierto es que si está muerto, poco importa a estas alturas del partido, porque además no va a pasar nada, Cuba seguirá su curso, con el post castrismo al frente, aun cuando también se muera Raúl, para eso han colocado en el poder y bien amarrados a hijos, nietos, sobrinos, parientes, y allegados, todos estos descendientes de la cúpula de generales castristas que sostuvo en el poder a Fidel durante décadas y ahora lo hacen igual con la dictadura de Raúl y sus «aperturas» porque lo que está en juego es la permanencia en el poder político, para conservar el absoluto, impune y corrupto poder económico que todos disfrutan pisoteando los sueños y las aspiraciones de todo un pueblo. Son una mafia y actúan como tal. Si se murió, que más da que lo digan hoy mañana o pasado, hace ya años que es una figura simbólica, y la historia y todo el mal que nos hizo ya no podrá ser cambiada. Es por eso que lo que propone Amir en su artículo es la mejor y la única manera de prescindir de Fidel Castro, hay que sacar su legado para siempre de nuestras vidas, esté él vivo o esté muerto, qué más da.
Francisco Gonzalez Casanova
Necesario me es plantear que no concuerdo con el criterio expuesto por Francisco G. No considero el artículo de referencia un “análisis», sino un atiborramiento de razones puramente subjetivas, alentadas quizá por propias experiencias que han hecho germinar en el autor un profundo odio hacia la personalidad a la que censura, ¿dónde encontrar los datos de distinta índole y sobretodo desprejuciafos de toda tonalidad politica, que necesariamente ha de contener un verdadero análisis? ¿Es que todo es pura sombra? ¿Nada beneficioso se ha realizado en favor de los que nada tenían antes del 59? Hay muchos datos que contemplan organismos internacionales, no influidos por movimientos de izquierda, que muchos no quieren atender y se esfuerzan por manipular o desmentir.
En fin, faltan elementos objetivos, faltan comparaciones de datos que nos convenzan de adonde se inclina la balanza. Porque hay errores cometidos, que negar seria un error, pero hay también logros que se tienden siempre a obviar con demasiada facilidad o conveniencia.
¿Queremos cambios? Sí, pero para desarrollarnos y no sólo económicamente. Esto es importante. Queremos el progreso pero integral, y ¿con la muerte del legado de Fidel Castro esto queda garantizado?
bueno, con 89 años algún día tiene que morir. nos guste o no es uno de los ùltimos líderes políticos de la historia
Excelente!
interesante. Cubanos defendiendo ideas diferentes sin mentarse la madre, sin gritarse «comunista de mierda» o «gusano de mierda». Al menos sino la muerte por lo menos el envejecimiento de Fidel ha traido beneficios. A Fidel lo necesitan vivo Los que viven en Los extremos de la izquierda o la derecha. A La inmensa mayoria de Los del medio les importa un carajo que Es de su vida. Al menos en terminos practicos. El dia que le toque se Ira a la tumba con la verguenza de haber fracasado de la A-Z en su proyecto personal y paternal, donde quizo crear un mundo perfecto sin importarle que en su experimento Los ratoncitos tenian derecho a decisiones autonomas. Lo bueno que puede haber.. Y lo hay, nunca nacio de un proyecto social, sino de un envilecimiento personal y aqui Los motivos fueron mas importantes que las consecuencias. Aqui paro para que no me pase como a los tratados anteriores, que son tan largos que no hay quien Los lea completo. Solo recordar que las cosas para bien o mal estan como son porque Los cubanos hems dejado o querido que asi sean.
Yo se que se murió, claro que lo sé. Se perfectamente que políticamente se murió cuando la pudrición de las tripas y la demencia le conquistaron el cuerpo y la mente.
Yo voy a explicar porque no he enterrado a Fidel. Yo concentro en Fidel toda la maldad del régimen, a Fidel le echo la culpa de todo. En singular, a título personal, el centralizó el poder y yo centralicé la culpa en él. Y así no odio a mi vecino comunista, ni al presidenta del CDR, ni al del sindicato, ni al jefe del sector, ni al funcionario de aduanas que me cobra por los paquetes, ni a la gente de esas agencias de viaje a Cuba (que todo el mundo sabe que son agentes de otro tipo).
Un Fidel culpable, así en singular, me da cierta esperanza de perdonar a la vecina chivatona y a toda esa parte de Cuba que apoya a ese régimen criminal y que aplaude y que permite y que lucra y que se aprovecha.
Y mientras no esté enterrado voy a seguir culpándolo a él, la fuerza de la costumbre. Cuando ya no esté, pues centralizaré la culpa en Raúl, creo.
No creo que sea un fenómeno cubano. Yo creo que todo los pueblos que han sufrido dictadura, totalitarismo, concentran la culpa en unos pocos. Tiene que ser así para que exista la esperanza de un después. Creo que es un mecanismo sicológico que impide que comencemos no matarnos entre nosotros mismos.
Otra muestra de tu talento, hermano, que te agradezco, como todo lo que escribes de valia.
Tu hermano mayor (solo en edad)
Waldo Gonzalez Lopez
Lo siento, algunos están tomando champán, pero yo estoy llorando (en Francia).
¿ Quién se da cuenta de que estamos viviendo los últimos tiempos de una civilización humanista ?
En todo el planeta está ganando el capitalismo desencadenado y perdiendo el Hombre ?
Nos hablan de derechos humanos… pero el mundo que se está haciendo será más facha que nunca.