Habana Babilonia ó Prostitutas en Cuba
Publicado por tonimedina | Publicado en Publicados anteriormente en amirvalle.com | Publicado el 12-06-2010
Ó
Una manera accidental de acceder a la fama
Artículo en español e inglés (a continuación del original en español), gracias a la traducción de la escritora y periodista Regina M. Anavy.
No puedo olvidar mis primeros años en un taller literario. Se trataba de uno de esos talleres literarios, por suerte, con asesores especiales y situaciones especiales, que no abundaban en la isla, como pude comprobar años después, cuando empezó una guerra sin cuartel contra el sistema de talleres literarios y muchos escritores que defendíamos ese modo de perfeccionar el talento creativo de los jóvenes nos tuvimos que enfrentar a otros que, más que pertenecer, tuvieron que padecer lo que se consideraba un paso imprescindible en la isla para los aspirantes a escritores.
Nuestro taller fue especial porque reunió a gente especial. Nunca tendré tiempo para agradecer los esfuerzos de titán que hacía cada semana la escritora y amiga Aida Bahr, enfrentándose a una burocracia feroz que imponía cientos de barreras, con el objetivo de que otros escritores, muy jóvenes entonces (nosotros: Alberto Garrido, Marcos González, José Mariano Torralbas, Ricardo Hodelín) supiéramos que escribir requería de una seriedad y un compromiso intelectual al cual sólo se podía llegar siendo implacables con aquellos primeros textos. Nunca olvidaré el cariño del viejo José Soler Puig en nuestros encuentros; ni los consejos y críticas duras de ese inolvidable amigo que fue Jorge Luis Hernández, a quien alguna vez he de retribuir todo el afecto que acá en la tierra no pude darle; ni la dedicación transformada en hermandad de mi primera asesora literaria, Maritza Ramírez; ni las sabias enseñanzas de Luis Carlos Suárez y Daysi Cué; y mucho menos podré borrar aquella locura que nos hizo fundar el grupo literario SEIS DEL OCHENTA, integrado por Torralbas, Garrido, Marcos, José Manuel Poveda, Radhis Curí, precisamente porque la fraternidad que nos unió entonces siguió creciendo lejos de los celos, las envidias y las guerras intestinas que caracterizaban a otros grupos literarios de esas épocas.
Eso hizo doble mi alegría, años después, justamente en 1999, cuando Alberto Garrido y yo decidimos concursar en el Premio Literario Casa de las Américas, él con un libro de cuentos y yo con mi ya muy conocido testimonio Habana Babilonia o Prostitutas en Cuba, y todas las noticias extraoficiales nos daban como ganadores de ambos premios: habíamos empezado juntos y obteníamos juntos el mayor premio literario que se concedía en el país a un escritor latinoamericano.
De eso quiero hablar en esta ocasión.
Y aunque es un episodio que prefiero no recordar, un tema que eludo siempre, creo que ahora, con la pronta publicación de Habana Babilonia o Prostitutas en Cuba por la editorial Planeta y ante las preguntas de muchos lectores (“¿cuál es la historia de ese libro?”, preguntan muchos, cada quien a su modo), debo poner sobre la mesa algunas cartas que, por cuestiones de ética, he mantenido en el silencio.
En 1999, luego de cinco años de trabajo (que incluyeron investigaciones periodísticas, entrevistas, búsqueda de información oficial y extraoficial en diferentes niveles del país, consulta de fuentes históricas, de salud y de la política) terminé ese libro, que reúne entrevistas, testimonios, documentos y ensayos acerca del mundo de la prostitución en Cuba, básicamente de la fuerza alcanzada por este fenómeno a partir de 1990 y hasta la fecha, específicamente con el paso de la economía cubana a la supervivencia (Cuba no ha salido jamás de una economía de supervivencia, al menos desde 1959) mediante la llamada “industria sin chimeneas”, el turismo.
A todo lo largo del libro, y durante siete capítulos, se alternan cuatro bloques estructurales: un testimonio largo sobre una de las grandes prostitutas cubanas, muy reconocida y respetada en los 90; un segundo bloque ensayístico que desarrolla la historia de la prostitución en Cuba hasta la actualidad, partiendo de las primeras “mugeres de la vida” que llegaron a la isla en una de las naves de Cristóbal Colón (hecho, por cierto, curioso y nada explotado por los historiadores); un tercer bloque para testimonios de las distintas prostitutas que me concedieron entrevistas; y un cuarto bloque donde reproduzco una serie de entrevistas a otras personas vinculadas al mundo de la prostitución en Cuba: proxenetas, vendedores clandestinos (de ron, tabaco, música cubana y drogas), dueños de restaurantes particulares, dueños de casas de prostitución y de espectáculos de travestismo, abogados, trabajadores de turismo, etc. El libro consta de más de 300 cuartillas.
Sade nuestro que estás en los cielos ó Prostitutas en Cuba (que así se titulaba el libro entonces) fue presentado al género Testimonio del Premio Literario Casa de las Américas ese mismo año 1999.
Llegado este punto, debo aclarar algo: cuento con las pruebas de que hubo manipulación por parte del jurado a la hora de valorar mi obra en ese premio que, por si fuera poco, dejaron desierto, pero por razones obvias de la seguridad de personas que me permitieron acceder a esas pruebas, me tomo el derecho de no comentarlas hasta que llegue el momento, pues no pienso dejar que los responsables salgan ilesos de tamaña barrabasada sin que la justicia (al menos la justicia literaria) les recuerde su triste papel. Ya llegará el momento.
Voy a los hechos: Cierto es que alguien dio a conocer que la obra había sido seleccionada para Premio; cierto es que un rumor demasiado amplio puso en entredicho el desempeño del jurado aludiendo a manipulaciones de índole política, entre ellas, que el libro no resultaba conveniente a los momentos que atravesaba el país; cierto es que la noticia del premio se regó por La Habana y en la ceremonia de premiación, cuando el presidente del jurado leyó el acta y declaró el premio Desierto, se produjo un abucheo que llamó la atención de asistentes y prensa extranjera. Cierto es que al día siguiente y durante varios días, medios de prensa extranjeros (Miami Herald, Radio y TV Martí, una decena de periódicos digitales, etc) consignaron que “un cubano había sido despojado del premio Casa de las Américas por razones políticas”. Cierto es que, en cuestión de un par de meses, recibí jugosas ofertas desde el exterior para la publicación del libro, condicionando la edición a la manipulación política del texto contra Cuba, por parte de las editoriales que lo asumirían. Rechacé todas esas ofertas.
El nombre actual.
He dicho antes que el libro se llamó inicialmente Sade nuestro que estás en los cielos ó Prostitutas en Cuba. Y he de agregar que alguien hurtó de las oficinas del Premio Casa de las Américas una de las tres copias que presenté (los organizadores sólo me devolvieron una cuando fui a recogerlas y me dijeron que, inconcebiblemente, las otras dos habían desaparecido), que alguien fotocopió ese libro y lo colocó en Internet, incluso con la página final donde aparecían mis datos personales, teléfonos y correos. Eso me puso triste y me hizo feliz, al mismo tiempo. Triste, porque se cometía un acto de piratería sin precedentes en la historia del país, ya que todo ello fue hecho sin mi consentimiento y me obligó a establecer una querella internacional por acto de piratería y un proceso de búsqueda del pirata. Feliz, porque el libro comenzó a circular, ganó lectores, y en cuestión de unos pocos años he recibido miles de mensajes desde todas partes del mundo en mi correo, tuve que comprar una contestadora y cada mes el cartero trae a mi casa de diez a veinte cartas. Mientras las autoridades culturales cubanas me permitieron tener mi correo electrónico por Cubarte (red del ministerio de Cultura),y hasta que me lo retiraron en un acto que considero puro fascismo cultural, recibí diariamente durante varios años entre dos y cinco mensajes que decidí conservar en un archivo especial, y al cual acudí (y acudo) de cuando en cuando, especialmente cuando me han llegado algunas noticias que considero lamentables (personas despedidas de sus centros de trabajo por leer un libro considerado clandestino, trabajadores amonestados, personas tachadas de apátridas por defender la tesis que defiendo en el libro, por mencionar algunas).
Hoy, si apareciera esa persona que hurtó mi libro del Premio Casa de las Américas, le haría un homenaje de agradecimiento por una razón simple: yo era conocido como escritor en mi país; aunque peque de inmodesto, debo decir que era uno de los más conocidos y mencionados por la crítica literaria, pero ese conocimiento era solamente entre los que estábamos en el medio y entre quienes leían, pues en Cuba con los escritores no pasa como sucede con los músicos y los deportistas, que son figuras públicas. Aunque nos duela decirlo, a la población cubana usted le pregunta por los más promocionados escritores y seguramente obtendrá un encogimiento de hombros, y en el mejor de los casos le dirán “yo leí un libro de ése”.
A partir de la divulgación clandestina de Habana Babilonia o Prostitutas en Cuba, me convertí (y cito palabras del escritor Guillermo Vidal) “en uno de los escritores más leídos y más buscados en librerías de la isla”; a las presentaciones de mis libros, en cualquier lugar del país, asisten cientos y cientos de personas que se pelean por obtener alguno de los pocos ejemplares en venta; y lo peor, o quizás lo más vergonzoso, la censura lanzada contra este libro, la condición de “libro prohibido”, y la difusión boca a boca de las medidas tomadas contra personas que han leído el libro, me ha convertido en un mito.
Cito aquí algunos de los más hermosos mensajes recibidos:
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
ESCRITOR ESPAÑOL
Nuevamente me conmueven tus historias. Pero en Habana Babilonia el verbo se engrandece en tus manos. Pocos estudios he leído sobre una costra moral como la prostitución en este caso, con tal pericia narrativa. Es un libro escrito desde el corazón, porque se nota que lo escribiste lacerándote. Por ello lacera la sensibilidad de cualquiera, aún cuando se trate de una de esas almas vacías que tanto abundan en nuestro planeta ya nada azul. Enhorabuena por este fascinante estudio. Lástima por tu país que ya acuna un mal del que jamás nadie ha logrado salvarse.
JESÚS DÍAZ
ESCRITOR CUBANO. DIRECTOR REVISTA ENCUENTRO DE LA CULTURA CUBANA
Tristeza e impotencia son las únicas palabras que me quedaron cuando terminé de leer tu libro. Tristeza por las culpas que nos tocan en no haber sabido detener tan asqueroso mal; e impotencia por saber que esa realidad se multiplica y complejiza cada día. Excelente pieza del periodismo y el testimonio es tu libro, llamado a convertirse en un clásico cubano en esos géneros. Demuestra lo que ya sabíamos: tu garra como periodista y tu habilidad como narrador. Espero que quienes lo lean descubran que existe esa otra Cuba que propones, y que es una de las Cubas que debemos curar, como se cura una gangrena: arrancándola de raíz.
PÍO SERRANO
DIRECTOR EDITORIAL VERBUM, ESPAÑA.
Es un libro magnífico, desgarrador, bien escrito, de una prosa segura y fuerte, que nos recuerda cosas que no debieran suceder en nuestro país.
ANDRÉS JORGE
ESCRITOR CUBANO. MÉXICO (AUTOR DE ALFAGUARA)
Genial y conmovedor, aplastante, reflexivo. Una pieza prodigiosa más que anotas en tu ya respetado quehacer como escritor. Gracias por haberme lanzado de cabeza a la reflexión sobre nuestra realidad con estas historias de seres aplastados por la Historia. Es un libro que dará mucho que hablar, porque es de los grandes libros que mucha falta nos hacen.
CARLOS CABRERA
PERIODISTA CUBANO, ESPAÑA.
Acabo de leer tu magnífico libro sobre la prostitución en Cuba, que se me antoja el mejor inventario de víctimas de la sociedad cubana actual. (…) tu investigación rigurosa me ha dejado dos noches sin dormir (…) me ha conmovido la intraviolencia que recoge cada línea de tu excelente trabajo de campo, pues hasta el lenguaje de esa colección de perdedores que retratas es una violencia terrible para asimilar en las horas en que uno devora las cuartillas.
PAQUITO D’RIVERA
ESCRITOR Y MÚSICO CUBANO. NEW YORK, ESTADOS UNIDOS.
… no he podido dormirme hasta ahora que terminé de leerlo de un tirón.
Al igual que Chaplin, Cantinflas y la muerte de Celia Cruz, me hiciste reír y llorar a la vez. Es la más desgarradora y completa historia sobre uno de los grandes traumas que hoy hacen más convulsionante la realidad de nuestra querida isla.
SIFREDO ARIEL
ESCRITOR CUBANO
Un amigo me acaba de enviar (regalar) Habana Babilonia en versión email. Lo leo maravillado y agradecido. Gracias y felicidades.
GUILLERMO VIDAL
ESCRITOR CUBANO
Desde la publicación de Biografía de un cimarrón, de Miguel Barnet, allá por los años sesenta, no se había escrito en Cuba, dentro del género, un libro de tanto impacto social (…) lo que, además de su calidad, lo convierte, efectivamente, en un clásico de nuestras letras.
ANTONIO JOSÉ PONTE
ESCRITOR CUBANO
Te felicito por ese clásico que has escrito.
JORGE C. OLIVA
ESCRITOR CUBANO
Ayer me reunÍ con los otros lectores clandestinos de tu obra en Fontanar. Los cinco son personas mayores de 60 años. Todos profesionales, tres se encuentran aún activos y dos ya están retirados. Sus profesiones son: Un sociólogo profesor de la UH (Universidad de La Habana ), un abogado, dos ingenieros profesores de la CUJAE (Centro Universitario José Antonio Echevarría) y un deportista y luchador clandestino del Directorio 13 de marzo, ya octogenario (El Bebo)
Opiniones:
El abogado dice que te quedaste corto, que hay más podredumbre escondida en ese submundo. El sociólogo estima que tu imaginación aportó algo, si no bastante y que algunos personajes los exageraste hasta la caricatura. Los dos ingenieros se sintieron impresionados ya que el bajo mundo que nos descubres es preocupante, por lo que recriminaron al sociólogo. El abogado y el sociólogo, a su vez, entablaron recia polémica.
Todos somos de la opinión que eres muy timbaludo y que no pocos problemas te habrás buscado al escribir sobre el tema.
DAGOBERTO VALDÉS
ENSAYISTA Y DIRECTOR REVISTA VITRAL
Se trata de un libro imprescindible en la historia del testimonio cubano; un referente obligado en nuestros estudios sociológicos, un libro esencial, clásico ya.
Me enorgullece leer que tanta gente que quiero y respeto haya opinado así sobre mi libro, aunque le siga pidiendo a mi Dios que me de la humildad necesaria para no ser petulante.
También, intentando ser fiel a esa humildad, confieso que debo agradecer el actual nombre a uno de esos lectores secretos.
Prefiero contar la historia.
En el año 2001, mientras asistía a la presentación en la provincia Las Tunas de uno de mis libros publicado por editoriales cubanas: Muchacha azul bajo la lluvia, un señor de unos cincuenta años se puso en pie desde el público y pidió que yo leyera “algo de Habana Babilonia”.
Pensé: “carajo, me ha confundido con otro escritor”, y no recuerdo con qué palabras lo dije, pero se lo hice saber.
“Pero usted es Amir Valle”, me increpó el hombre, algo molesto. Dije que sí.
“Usted mismo es el autor de ese libro”, contestó, “es el libro de las Jineteras”, y acto seguido me contó el fragmento que más lo había impresionado.
Me pareció tan perfecto el título que él mencionó que, a mi regreso a La Habana, decidí cambiarle el nombre al libro. Desde entonces, y gracias a ese lector anónimo, este libro se llama Habana Babilonia ó Prostitutas en Cuba. Y esta que he contado, es su historia.
Havana Babylonia or Prostitutes in Cuba
Or
An Accidental Way of Attaining Fame
Translated by Regina M. Anavy
I will never forget my first years in a literary workshop. It was one of those literary workshops, fortunately, with special advisors and a special status, which did not abound on the island, as I realized years later, when I began a war without quarter against the system of literary workshops and the many writers who defended that way of perfecting the creative talent of the young people we had, pitting them against each other so that, in order to belong, they had to suffer what was considered an indispensable step on the island for anyone aspiring to be a writer.
Our workshop was special because it reunited special people. I would never have enough time to thank my friend, the writer Aida Bahr, for that strength of a titan she showed every week in confronting a fierce bureaucracy that imposed hundreds of barriers, so that other, still very young writers (Alberto Garrido, Marcos González, José Mariano Torralbas, Ricardo Hodelín) would know that writing required a seriousness and an intellectual compromise that would happen only if we were implacable with our first texts. I will never forget the affection of old José Soler Puig in our meetings; nor the advice and hard criticism of that unforgettable friend, Jorge Luis Hernández, to whom I would like to return the favor of all the affection that I could never give him here on earth; nor the dedication transformed into sisterhood of my first literary advisor, Maritza Ramírez; nor the wisdom taught by Luis Carlos Suárez and Daysi Cué; and even less could I erase that insanity that made us found the literary group, SIX OF THE EIGHTY, formed by Torralbas, Garrido, Marcos, José Manuel Poveda, Radhis Curí, precisely because the brotherhood that united us then continued growing, far from the jealousies, envies and internal wars that characterized other literary groups of those times.
My happiness doubled, years later, exactly in 1999, when Alberto Garrido and I decided to compete for the House of the Americas Literary Prize, he with a book of short stories and I with my already well-known testimony Havana Babylonia or Prostitutes in Cuba. All the unofficial news had us both winning the prize: together we had begun and together we would achieve the highest literary award given in the country to a Latin American writer.
I want to take the opportunity to talk about this now.
And although it is an episode I prefer to forget, a matter that I always avoid, I believe that now, with the coming publication of Havana Babylonia or Prostitutes in Cubaby Planeta Publishing, and before the questions arrive from readers (“What is the story of that book”? many ask, each in his own way), I must put on the table some of the cards that, for ethical reasons, I have been holding in silence.
In 1999, after five years of work (including journalistic investigations, interviews, research of official and unofficial information at different levels of the country, consultation of historical, health and political sources) I finished the book, bringing together interviews, testimonials, documents and essays about the world of prostitution in Cuba, basically about the strength this phenomenon acquired beginning in 1990 up to the present, specifically in step with the Cuban economy of basic survival (Cuba has never left a survival economy, at least not since 1959), by means of the so-called “industry without chimneys,” tourism.
Throughout the book, and during seven chapters, four structural blocks alternate: a long testimony about one of the greatest Cuban prostitutes, very well-known and respected in the ‘90s; a second block of essays that develops the history of prostitution in Cuba up to the present, beginning with the first “women of the life” who arrived on the island in one of the ships of Christopher Columbus (a fact that is certainly curious and that has never been exploited by historians); a third block of testimonies from the different prostitutes who gave me interviews; and a fourth block reproducing a series of interviews of other people linked to the world of prostitution in Cuba: pimps, clandestine sellers (of rum, cigars, Cuban music and drugs), owners of private restaurants, owners of houses of prostitution and transvestite shows, lawyers, tourism workers, etc. The book consists of more than 300 pages.
Our Sade Who Art in Heaven or Prostitutes in Cuba (that was the title of the book then) was presented in the genre of Testimony for the House of the Americas Literary Prize that same year, 1999.
At this point I must clarify something: I tell this story having proof that there was manipulation on the part of the jury at the moment my work was evaluated for the prize that, although it was small, was left unawarded, but for obvious reasons–-the safety of the people who showed me the proof-–I don’t have the right to mention them at this time, since I don’t want to put the responsible parties in harm’s way without justice (at least literary justice) remembering their sad role. The moment will soon arrive.
Let’s look at the facts: It is certain that someone knew that the work had been selected for the award; it is certain that a widespread rumor put in doubt the jury’s performance, alluding to manipulations of a political type, among them that the book was not convenient because of the difficult times the country was going through; it is certain that the news of the award spread throughout Havana, and in the award ceremony, when the president of the jury read the act and declared the prize would not be awarded, there was a booing that everyone noticed, including the foreign press. It is certain that the following day and for several days, the foreign media (the Miami Herald, Radio and Television Martí, about ten digital newspapers, etc.) wrote that “a Cuban had been deprived of the House of the Americas award for political reasons.” It is certain that in just a couple of months, I received juicy offers from the Exterior for publication of the book, on the condition that the publishers could manipulate the text against Cuba, politically. I turned down all those offers.
The real name
I have said earlier that the book was initially called Our Sade Who Art in Heaven or Prostitutes of Cuba.And I must add that someone stole one of the three copies that I presented to the House of the Americas award office (the organizers returned only one to me when I went to retrieve them and told me that, inconceivably, the other two had disappeared), that someone photocopied the book and posted it on the Internet, even the last page with my personal information, including my telephone number and address. That made me sad and happy at the same time. Sad, because someone committed an act of piracy without precedent in the history of the country, which was done without my consent and which obliged me to bring an international lawsuit for an act of piracy and legal proceedings to find the pirate. Happy, because the book began to circulate, attracted readers, and in a few years I had received thousands of messages from all over the world in my mail. I had to buy an answering machine, and every month the mailman brought to my house anywhere from ten to twenty letters. While the Cuban cultural authorities permitted me to keep my email through Cubarte (the network of the Ministry of Culture), and until they took it away from me in an act that I consider pure cultural fascism, I received daily, for several years, between two and five messages that I decided to save in a special archive, and to which I turned (and turn) from time to time, especially when some news reaches me that I consider lamentable (people dismissed from their jobs for reading a book considered clandestine, workers reprimanded, people labeled as unpatriotic for defending the thesis that I defend in the book, to mention just a few).
Today, if that person who stole my book from the House of the Americas award office appeared, I would do him the honor of an acknowledgment for a simple reason: I was known as a writer in my country; although it seems immodest, I must say that I was one of the most known and mentioned writers by the literary critics, but that knowledge was widespread only among those of us who were in the milieu and those who read, since in Cuba writers do not have the same success as musicians and athletes, who are public figures. Although it hurts us to say it, if you ask the average Cuban for a name of a well-known writer, you surely will get a shrugging of shoulders and, in the best case, you will hear: “I read a book by someone whose name I don’t remember.”
Beginning with the clandestine dissemination of Havana Babylonia or Prostitutes in Cuba, I became (and I quote the words of the writer Guillermo Vidal) “one of the most widely-read writers, the one most sought after in the libraries of the island”; at the presentations of my books, in whatever part of the country, hundreds and hundreds of people would attend and fight to get one of the few copies for sale; and the worst, or perhaps the most shameful, is that the censoring of this book, its condition of being a “banned book,” and the spread by word of mouth of the measures taken against people who have read it, converted me into a myth.
I quote some of the most beautiful messages received:
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN, SPANISH WRITER:
Again your stories move me; in Havana Babylonia the verb is aggrandized in your hands. I have read few studies about a moral scab––prostitution in this case––that have such a narrative skill. It is a book written from the heart, because you note that it was deeply distressing to write. For that reason it is distressing to anyone, even when it is a question of some of those empty souls who are so abundant on our no-longer-blue planet. Congratulations for this fascinating study. It is a pity for your country that it now cradles an evil from which no one has ever managed to escape.
JESÚS DÍAZ, CUBAN WRITER
DIRECTOR, JOURNAL OF ENCOUNTER WITH CUBAN CULTURE
Sadness and impotence are the only words I had left when I finished reading your book. Sadness for the blame we have for not having stopped such a disgusting evil; and impotence for knowing that this reality is growing and becoming more complex every day. Your book is an excellent piece of journalism and testimony, which will certainly become a Cuban classic in this genre. You show us what we already know: your grasp as a journalist and your skill as a narrator. I hope that those who read it will discover the existence of this other Cuba that you set forth, and realize that it is one of the Cubas we should cure like you cure gangrene: by tearing it out at its roots.
PÍO SERRANO, DIRECTOR, VERBUM PUBLISHING, SPAIN
It is a magnificent book, heart-rending, well written, with a sure and strong prose, which reminds us of things that should not be happening in our country.
ANDRÉS JORGE, CUBAN WRITER, MÉXICO
Brilliant and moving, stunning, thoughtful. One more prodigious piece added to your already-respected work as a writer. Thank you for having made me think about our reality with these stories of beings who have been crushed by History. It is a book that presents much to talk about, because it is one of the great books that we have been lacking.
CARLOS CABRERA, CUBAN JOURNALIST, SPAIN
I just finished reading your magnificent work about prostitution in Cuba, which seems to me the best inventory of the victims of the present Cuban reality. (…) Your rigorous investigation has now given me two sleepless nights (…) It moved me with the intra-violence that each line of your excellent field work collects, since even the language of that collection of losers you describe is a terrible violence to assimilate in the hours that it takes to devour the pages.
PAQUITO D’RIVERA, WRITER AND CUBAN MUSICIAN, NEW YORK, UNITED STATES
I could not go to sleep last night until I finished reading the whole book. The same as Chaplin, Cantinflas and the death of Celia Cruz, it made me laugh and cry at the same time. It is the most heart-rending and complete history of one of the great traumas that today makes the reality of our dear island more convulsive.
SIFREDO ARIEL, CUBAN WRITER
A friend just sent me (as a gift) Havana Babylonia in an email version. I read it with amazement, gratefully. Thanks and congratulations.
GUILLERMO VIDAL, CUBAN WRITER
Since the publication of the Biografía de un Cimarrón, by Miguel Barnett, in the ‘70s, there has not been written in Cuba, within this genre, a book of such social impact (…), which, besides its quality, converts it, effectively, into a classic of our literature.
ANTONIO JOSÉ PONTE, CUBAN WRITER
I congratulate you for this classic that you have written.
JORGE C. OLIVA, CUBAN WRITER
Yesterday I got together with other clandestine readers of your work in Fontanar. Five of us are over 60. All are professionals, three are still active and two are already retired. Their professions are: a sociology professor at UH (the University of Havana), a lawyer, two engineering professors at the CUJAE (University Center José Antonio Echevarría), an athlete and a “clandestine struggler” of the March 13 Board of Directors, already in his ‘80s (The Baby).
Opinions:
The lawyer says that you cut it short, that there is much more rot hidden in that underworld. The sociologist thinks your imagination contributed something, quite a lot, and that you exaggerated some people almost into making them caricatures. The two engineers were impressed with how troubling the underworld that you describe is, and they recriminated against the sociologist. The lawyer and the sociologist, in turn, started arguing.
We are all of the opinion that you are very gutsy and that you must have invited not just a few problems writing about this subject.
DAGOBERTO VALDÉS, ESSAYIST AND DIRECTOR OF MAGAZINE, VITRAL
This is an indispensable book in the history of Cuban testimony; a required reference in our sociology studies, an essential book, already a classic.
I am filled with pride reading what so many people whom I love and respect have said about my book, while I pray to God for the humility necessary to not be conceited. Also, trying to be faithful to that humility, I confess that I owe the actual title of the book to one of those secret readers. I will tell the story:
In 2001, while I attended a presentation in the Province of Las Tunas of one of my books published by a Cuban publisher, Blue Girl Under the Rain, a man of about 50 years stood up in public and asked if I would read “something from Havana Babylonia.”
I thought: “Shit, he has me confused with another writer,” and I don’t remember the exact words I said, but I let him know.
“But you are Amir Valle,” the man insisted. I said yes.
“You yourself are the author of that book,” he answered, “It’s the book about the prostitutes,” and he went on to tell me the fragment that had most impressed him.
The title he mentioned seemed so perfect that when I returned to Havana, I decided to change the name of the book. From then on, and thanks to that anonymous reader, the book is called Havana Babylonia or Prostitutes in Cuba. And what I have just told is its story.
este libro me parece interesante y aunque comenta las cosas q pasan en nuestros dias en cuanto a la prostitucion en ocaciones tiene temas q resultan algo crueles.
buenas noches Amir Valle le escribo porque quiero leer su libro, lo poco que e leido me parece super bueno y quiero leerlo. Quisiera saber si en Miami Florida hay alguna libreria que lo vendan por favor ayudeme.Nose sien Madrid Espana lo tengan. cuidate y felicidades por tremendo libro que dios te bendiga. soy del Peru