El País, 10 de febrero de 2006
La Redacción
La denuncia de las injusticias sociales, uno de los rasgos de la literatura policiaca canónica, reapareció ayer como motivo recurrente de los coloquios del II Encuentro de Novela Negra y de Misterio de Barcelona, en el que también se debatió sobre las supuestas nuevas formas de delincuencia. Los escritores que participan en esta cita literaria, que se clausura mañana, reivindican el carácter de crónica del género.
Los tiempos cambian, también para los delincuentes: los ladrones sustituyen las ganzúas por Internet para estrenar timos. No obstante, sus cronistas -los escritores de literatura detectivesca- no creen que las supuestas nuevas formas de criminalidad sean tan revolucionarias. «En ningún caso anulan las motivaciones clásicas del crimen, que suelen ser la ambición, el odio, el sexo y la lucha por el poder político. Son razones que ya están en las obras de Shakespeare y Dostoievski», afirmó ayer el escritor y periodista Fernando Martínez Laínez, uno de los participantes de BCNegra.
Sobre el escaso reflejo que tiene en la narrativa policiaca española la amenaza del integrismo islámico y otros fenómenos violentos en plena eclosión, la novelista Alicia Giménez Bartlett señaló: «Es un fenómeno reciente. Necesitamos tiempo para reflexionar y no caer en el oportunismo. El componente social será cada vez más importante, porque la injusticia y el odio se extienden sin parar, como se ha visto en Francia».
Por el contrario, Maud Tabachnik, autora de Los crímenes de Ciudad Juárez (Artime Ediciones), defendió que tal espera no es precisa: «No es necesario tomar distancia. La novela negra, que tantas veces ha sido visionaria, debe servir para señalar los conflictos que padecen nuestras sociedades en la actualidad. Tenemos la obligación de explicar a los lectores lo que pasa ahora en el mundo para que abran los ojos».
El escritor cubano Amir Valle reivindicó el día antes la riqueza literaria de un género que provoca recelos entre algunos autores por su vocación popular y que incomoda al poder denunciando corruptelas. «En los últimos años se han roto totalmente en Cuba las fronteras de la marginalidad por la debacle económica. Es el día a día de todos los cubanos, aunque vivan en los barrios de alcurnia. El mercado negro se ha convertido en la única manera de sobrevivir», recordó Valle, y añadió: «La prensa de mi país nunca ha reflejado esa situación. De ahí que la novela negra sea tan impactante, porque habla de esta realidad silenciada».