Refiriéndose a Santuario de Sombras.
Santuario de sombras, la cuarta novela de la serie negra, del escritor cubano Amir Valle, es un libro bueno e interesante; dos cualidades de la novela que no muy frecuentemente se encuentran en esa marejada de novedades que se publican en nuestros días. Es una novela muy bien escrita (quienes hayan leído las anteriores obras de este narrador sabrán a lo que me refiero, prosa sobrecogedora, ríspida, dura, precisa y cautivante y con un inconveniente: se lee con tanto interés y gusto que se acaba enseguida), y es, además, una novela muy interesante porque ayuda a comprender la autentica realidad de Cuba, en esta ocasión, a través de uno de los grandes secretos de esa realidad: el tráfico de personas entre Cuba y Miami, un tema escalofriante, con historias basadas en hechos reales que, lamentablemente, a menudo terminan en la muerte.
Evidentemente, las novelas no son tratados sociológicos, pero sí llegan a ser, como estas obras de Amir Valle, una especie de zumo complejo de la realidad y zumo poético, por su espléndida manera de acercarse a cuestiones y aspectos tan delicados y complejos de la realidad cubana.
Revista Contrapunto de América Latina
José Manuel Martín Medem, Ex Corresponsal en Cuba de TVE
Lo que cuenta Amir Valle es terrible. Esta novela trata del tráfico de personas, gentes que son embarcadas en yates, que pagan miles de dólares por llegar a Florida y que, muchas veces, son asesinadas en algún cayo o islote, o en la propia embarcación directamente y luego son arrojadas al mar: pasto de tiburones. Como en otras novelas del autor los protagonistas son un inspector de policía, Alain Bec, y un jefe de delincuentes cubano, Alex Varga, encargados por voluntad propia de encontrar a los culpables del tráfico inhumano y desenmascararlos. El hecho de que los cubanos llamen a los traficantes de personas «come gentes» explica la magnitud y dimensión del problema.
Por lo demás es una novela magníficamente escrita, que se desarrolla o se enfoca desde varios puntos de vista, según los personajes, y cada cual adquiere su voz y su aullido, se vista con los trajes de la luz que le conviene o de la sombra que le condena.
Diario Vasco
Felipe Juaristi
Al contrario de la literatura policíaca tradicional, donde el lector se convierte en partícipe de la historia, y por tanto, en víctima premonitoria del autor, en Santuario de Sombras , todo está dicho desde el principio. Como en una magnífica película de los hermanos Coen, sabemos quiénes son las víctimas y quiénes los victimarios, asistimos como espectadores pasivos a los aciertos y desventuras de sus personajes. No hay hombres ni mujeres con excepcionales capacidades deductivas; no hay conejos sacados de la chistera, sólo gente común en una búsqueda, eso sí, desaforada de la verdad. Y la verdad a veces es demasiado esquiva.
Si un autor de reconocido prestigio en este tipo de literatura, como lo es el también el insular Leonardo Padura, rompe en el ámbito de la novela negra cubana, los esquemas del policía tradicional con el personaje de Mario Conde, Amir se concede la primacía de aliarlo con la cúpula marginal (Alex Vargas). Alain Bec, su peculiar investigador policial, se enfrenta al crimen, al horror, no a la marginalidad. En una sociedad encorsetada y restrictiva, este agente de la ley tiene que aprender a discernir, entre lo marginal cotidiano y lo marginal intolerable.
Revista Encuentro de la Cultura Cubana
Jorge Félix Rodríguez, escritor cubano
«Cuba es una gran mentira» escribe Amir Valle en Santuario de sombras. Afanado por revelar su verdad, retrata una patria sumida en la corrupción moral y política a través de persona jes excéntricos, distorsionados, has ta componer todo un coro de mise rables que claman por encontrar la li bertad, la justicia. La narración acu mula las tragedias hasta el paroxismo, ilustra el vivir de la isla caribeña co mo un círculo esperpéntico que podría representarse a través de la mixtura de actores de musicales cubanos cru zados con los asesinos, chantajistas e inmorales que la revolución no ha corregido; porque la Cuba que retra ta parece haber restaurado los tiem pos de Batista. Una narración ágil, que sigue dos puntos de vista que al fin s erán uno solo, y un hábil manejo de la trama bastan para justificar su lec tura. Por si fuera poco, debe citarse la tragedia que constituye el centro de la historia: el negocio de trasladar a los cubanos que quieren huir a Mia mi, burlando la vigilancia militar cas trista, aprovechado por gentes sin escrúpulos que no dudan en arrojar al mar o asesinar a los viajeros cuando se ven en peligro de ser descubiertos. Una novela negra en la línea de Daniel Chavarría o Leonardo Padura.
Suplemento Cultural ABC
Arturo García Ramos, profesor Universidad Complutense de Madrid
Santuario de sombras es una novela descarnada en la que concurren un grupo de individuos de distinto pelaje, sexo, condición y profesión, para cumplir el calendario de una venganza… es una sorprendente casualidad, por los filos peligrosos que transita, por la valentía de transitarlos con el buen hacer y el equilibrio de los más destacados narradores de la actualidad latinoamericana y por demostrarnos que es un narrador que dignifica, hoy por hoy, el género de la novela negra.
Presentación de Santuario de sombras en Málaga
Alfredo Taján, escritor argentino
Amir Valle trasciende lo meramente policial para erigirse retratista certero de las miserias y las angustias de una etapa de cambios y desvalores en que se decide el futuro y se reacomodan los cánones artísticos; su «realismo negro», más allá de su obra consagrada a lo policíaco, está llamado a iluminar la oscura maleza en su exploración de una realidad que también nos circunda y cerca.
Luis Rafael Hernández, Profesor Universitario y Escritor cubano