Jineteras: Heridas de muerte por Cuba

Laura García, periodista colombiana.

Primeros datos para reflejar una idea sobre esta obra:

El escritor cubano Amir Valle entrevistó aproximadamente a 125 jineteras, 32 proxenetas, 15 dueños de casas de alquiler, 3 dueños de burdeles, 2 dueños de casas de juegos, 14 dueños de casas para shows de travestismo, 9 travestis, 6 taxistas particulares, 4 gerentes de hotel, y 27 personas de diferentes oficios y profesiones

¿El resultado?:

El trabajo periodístico más exhaustivo sobre el fenómeno social de la prostitución en Cuba y el acercamiento más respetuoso y profesional a sus protagonistas: las Jineteras.

Perfil:

Ellas son negritas, indiecitas o rubitas, pueden tener 13 años o 30, lo hacen con cubanos o con yumas (extranjeros), lo hacen por devoción o por obligación. Son profesionales con capacidades insuperables, conocimientos de idiomas y mucha cultura o simplemente jovencitas que dejaron la escuela porque allí no había futuro. Están las que ganan grandes cantidades y las que con suerte viven de eso. Están las que se van a la yuma (el extranjero) y logran conseguir nuevas vidas lejos de ese oficio y están las que se mueren de sida o son asesinadas a manos de suschulos (proxenetas).

La competencia:

Pisando los talones al jineterismo ejercido por las mujeres, se encuentra el jineterismo homosexual, una variante bastante apetecida por los turistas y por lo tanto muy bien aprovechada por los mercaderes del sexo.

El acercamiento:

Cuatro variantes primordiales abordó Amir Valle para este libro: la historia del jineterismo en Cuba desde la conquista; colecciones de testimonios breves de todos quienes participan en el jineterismo (no solamente de jineteras); las clasificación de las jineteras según su modus operandi; los chulos o proxenetas. A todo esto se suma el testimonio de ocho jineteras, escrito por ellas mismas.

Los efectos sobre el lector:

Algunas preguntas surgen a medida que uno lee este trabajo, por ejemplo, ¿Qué hace diferente al comercio sexual ejercido en Cuba del ejercido en otros países del mundo? La respuesta es el régimen político. Amir es un periodista que durante toda la obra se encarga de poner en claro su posición objetiva. Su obligación es desvelar todos los matices de este fenómeno. Desplegar las historias de cada entrevistado, como un abanico de piezas que constituyen un mismo cuerpo: la prostitución cubana.

Es inevitable quedar de piedra cuando Amir entrevista a «Tati, la Fabulosa». Jinetera conocida en varias zonas de La Habana, de una belleza proverbial, pero de una descarnada sinceridad. Pequeña de estatura, pero grande en recorrido, Tati, de tan sólo quince años, fue la jinetera que más crudamente habló de sexo con el autor. Mucho más desenfadada que sus colegas de más edad o experiencia.

Y las historias no terminan ahí… Muchas de las entrevistadas llaman la atención porque son profesionales, licenciadas en derecho, economía, filología, artes, parvularias. Sin embargo, a la hora de expresar un porqué, de asestar una causa a este fenómeno, las opiniones se dividen: mientras unas aseveran que solamente las condiciones económicas de marginalidad que se viven en la isla pueden lanzar a una mujer, sea cual sea su condición o edad, al comercio de su cuerpo, otras dicen que «la que lo hace, lo hace porque quiere».

Arrojados a un socialismo que se cae a pedazos, los cubanos han debido enfrentar el salvajismo de un sistema que pretende mantenerse a costa de todos. La lucha revolucionaria por las que se sacrificaron muchos de los padres y parientes de los entrevistados, sólo sirvió para establecer un tipo de poder. Y todo poder trae consigo la corrupción y la necesidad de sostenerse. Y para sostener un poder, a veces, es necesario recurrir al silencio. En Cuba, el silencio grita por todas partes. Desespera.

La miseria y la marginalidad acompañan los pasos de una inmensa mayoría que debe sobrevivir como puede. A costa de todo y de todos. Y, en el medio, las mujeres cubanas, todas hermosas, dotadas de carisma y simpatía, de cuerpos exuberantes apetecidos por todos los turistas y los mismos cubanos. Y dotadas de gran inteligencia: «el que menos sabe en Cuba está más instruido que cualquier ciudadano medio mexicano o de muchos otros lugares del mundo», dice Loretta, licenciada en filología quien residió en el exterior.

El jineterismo parece reflejo natural de una política errática y miserable. Corrupta y sin compromiso. Mientras el pueblo cubano se ahoga en el hambre, lucha por que el pantano no llegue hasta su cuello, los pinchos o jefes, logran sacar provecho de este fenómeno, acompañándolo con su complacencia cuando sea necesario.

Amir deja en claro que, salvo algunas personas que insisten en lo contrario, el jineterismo es de total conocimiento del gobierno y que se han emprendido políticas para controlar los abusos y la violencia que genera este fenómeno. Sin embargo, el mal se ataca por la raíz. Es ahí donde surge otra gran contradicción: el jineterismo ¿es como una cucaracha o como una hidra? Es decir, si se ataca a todos aquellos que están vinculados a este fenómeno ¿mueren como cucarachas y sólo unos pocos quedan vivos? O bien si se lo corta como a una hidra ¿le nacen dos cabezas?

Lo más interesante de esta obra es el abordaje. El tema del jineterismo, tabú en Cuba aún hoy, es tratado con mucho respeto. Con el equilibrio necesario entre la sensibilidad y la dureza. Amir no se acercó a ninguno de sus entrevistados y entrevistadas en plan de juez, sino de amigo. No pretendió (como muchos lo han hecho) dejarlos mal, o señalarlos con el oscuro dedo de la moral. El jineterismo es un fenómeno que se debe cortar de raíz. Pero a estas alturas, no es de extrañar que estas raíces ya no se puedan cortar.

Publicado en La Tercera, Colombia, el 12 de diciembre de 2008.