Jineteras

Jorge Camacho, profesor de la Universidad de South Carolina-Columbia

Jineteras es un libro desgarrador, como suelen ser todos los libros que hablan de la pobreza humana, del sufrimiento y de la injusticia más terrible. Asco es una palabra que casi siempre está en la boca del narrador, y seguramente resume muy bien estas 319 páginas de miserias, cinismo, violaciones, torturas, chantajes, suicidios y corrupción. Cosas, dirá el lector, que ocurren todos los días – y siempre han ocurrido – en todos los países del mundo, pero que en Cuba muy pocas veces logran salir a la luz gracias a la censura del Estado y el temor de muchos de enfrentarse con una grabadora y confesar sus delitos. Amir, sin embargo, perseveró – como reza uno de los nombres de las calles de este libro –, y ha dado a la imprenta a principios de este siglo XXI un documento como pocos se han escrito en Cuba.

Casualmente, a principios del siglo anterior, otro escritor cubano, Rafael Roche y Monteagudo, escribió otro similar, dedicado a exponer la mala vida cubana. Pero en aquel entonces la preocupación fundamental era los ñáñigos y las prostitutas, y Monteagudo era un oficial de la policía que utilizó los archivos del gobierno para su investigación. Su libro se hizo tan popular que en poco tiempo tuvo tres impresiones (1908, 1915, 1925). Se titulaba La policía y sus misterios en Cuba. Por la misma época, el etnólogo Fernando Ortiz y el escritor naturalista Miguel de Carrión harían lo mismo, dedicándole varios volúmenes a estos temas: Los negros brujos (1906) y Las impuras (1919).

Amir, sin embargo, no es policía, ni etnólogo, ni escritor naturalista como Carrión, sino un graduado de periodismo en la Isla, escritor además, quien como se dice, chocó con esta realidad siniestra mientras trabajaba en una de las empresas de turismo en Cuba a principios de los 90. Desde entonces se dedicó a investigar sobre este tema.Jineteras es el resultado de varios años consagrados al estudio de la prostitución en la isla.

¿Cuándo surgió el fenómeno del jineterismo en Cuba? A finales de la década del 80, con la desaparición del bloque socialista, Cuba entró en la peor crisis económica de su historia, el «período especial». El país dejó de recibir la ayuda de la Unión Soviética, y como resultado hubo disturbios, éxodos, y hambre. Con el objetivo de reanimar la economía, el Estado promulgó algunas leyes entre las que estaban el desarrollo del turismo, una industria que requería muy poca inversión y que atraía una gran cantidad de gentes con dinero. A partir de entonces, alrededor de los grandes hoteles comienzan a hacerse cada vez más visibles muchachas muy jóvenes que buscaban tener relaciones sexuales a cambio de unos dólares. Estas son llamadas «jineteras». Amir escribe este libro apoyándose en entrevistas que él mismo les hizo, en artículos críticos que se publicaron en esa época sobre ese tema y además, las cartas y testimonios que le facilitaron sus amigos de otras mujeres que conocían. El resultado, como dije, es un libro sórdido, lleno de testimonios crudos y apabullantes.

Partiendo de este contexto social, Amir enfoca el jineterismo en Cuba desde el punto de vista de la carencia económica (las mujeres que se dedican a este negocio lo hacen casi siempre por necesidad material) y desde una óptica moral que critica desde una concepción judeocristiana la prostitución. Muchos de los capítulos del libro están encabezados por una cita de la Biblia condenando esta práctica sexual, y el mismo libro, además de estar dedicado a varias jineteras cuyos testimonios leemos a continuación, está dedicado también a Cristo, quien, como escribe el autor «ha luchado y vencido por mí todas las batallas que han desatado las verdades aquí escritas».

El énfasis que hace Amir en «la verdad» que encierran estos testimonios es importante subrayarlo. Desde un inicio de la narración, el autor deja claro que este libro no es una obra de ficción, sino un estudio y que para ello utilizó una amplia bibliografía crítica, que se remonta al tiempo de las encomiendas indígenas y el negocio de la trata de esclavos. Jineteras, por tanto, aspira a ser una historia de la prostitución en Cuba y al mismo tiempo el testimonio de lo que ha estado aconteciendo en la isla desde finales de la década del 80. Esto lo logra alternando un capítulo y otro, narrando cómo se fue desarrollando este negocio desde la llegada de los españoles hasta alcanzar su máximo apogeo antes del triunfo de la Revolución. Luego, Amir explica las distintas formas en que las mujeres y los hombres de la isla han utilizado el cuerpo para sacar alguna ganancia ya sea política o económica en la sociedad. Los testimonios que escoge el narrador, sin embargo, solamente provienen de la década del 90, de aquellas mujeres y hombres, por lo general homosexuales, que participan de este comercio en su forma más cruda y directa. Es decir, donde el cuerpo se vende, se marca, se consume o se desecha en una transacción ilegal, y donde quien paga casi siempre es un extranjero y quien vende una cubana. No es extraño entonces que el libro sea incómodo para mucha gente, que le haya creado al autor tantas batallas, y que aún el gobierno cubano no haya publicado un estudio a fondo y con testimonios parecidos que traten sobre este tema.

Antes de finalizar debo apuntar dos cosas que no puedo dejar en el tintero. Una es que su autor niega que el gobierno cubano haya estado envuelto alguna vez en este negocio, y la otra, la calidad literaria de estos testimonios. Lo primero parece contradecir uno de los testimonios del libro, el que cuenta «Camila» quien trabajaba en una firma dándole servicios sexuales a empresarios y personalidades políticas en el llamado «Cuerpo de Atención a Personalidades» (p.270)

Lo otro que me interesa resaltar es el énfasis que pone el narrador en representar de forma objetiva estas voces marginales del bajo mundo cubano, argumentando que todos los textos son «verdades» a pesar de que una y otra vez se nos diga que se ha tenido que cambiar el lenguaje de muchos testimonios para que se pueda entender. Esto, como todos sabemos, es un problema de todo texto con aspiraciones etnográficas. Quien escribe trata de minimizar la mediación intelectual, ideológica y literaria entre quien originalmente da el testimonio y el público que lo lee, intento que siempre está destinado al fracaso. Recuérdese, por otro lado, que justamente Cuba incentivó durante años, a nivel nacional y continental, un tipo de narrativa que hacía énfasis en la «veracidad» del texto aún cuando los objetivos siempre estaban claros: criticar el colonialismo, el imperialismo y otras tantas formas de represión (Miguel Barnet, Rigoberta Menchú, etc.) En tal sentido, Jineteras no puede desvincularse de este cuerpo narrativo con aspiraciones etnográficas que, irónicamente, utiliza el mismo discurso moralista y narrativo que ha promovido la revolución para criticarlos.

Publicado en Caribe, revista de cultura y literatura, Número 10, 2009. Páginas 186-188.