Caribbean News, Panamá, 2 de diciembre de 2013
Por Cecilia Rodríguez
Entrar en la piel de un hombre que aceleró la caída de un dictador fue para el escritor cubano Amir Valle un reto, investigar la vida de Hugo Spadafora fue conocer al verdadero médico guerrillero en su sentido más humano y darle su dimensión anecdótica real.
«Hugo Spadafora, bajo la piel del hombre» es el título de la biografía novelada que aporta nuevos datos sobre este político y galeno rebelde, asesinado cuando tenía 45 años y volvía a su país tras participar en las luchas revolucionarias de la época en Centroamérica.
La obra de 683 páginas y publicado bajo el sello Aguilar, fue presentado esta semana en Panamá, en un acto a casa llena en la Biblioteca Nacional, que se convirtió en un homenaje a la memoria de Spadafora, panameño de origen italiano y que se graduó como médico en la Universidad de Bolonia (Italia).
Valle es un hombre afable, cuenta con gusto como armó esta obra que le llevó dos años de investigación intensa, que lo llevó a conocer personajes históricos, anécdotas, “Hugo tiene una vida que no había que inventarle absolutamente nada, como si alguien le hubiera escrito el guión completo” confiesa.
Viene a presentar el libro de Hugo Spadafora, persona emblemática en Panamá, ¿Qué más nos puede decir sobre él?
“Lo primero es que el contenido del libro tiene más del 90% de cosas inéditas porque en un año yo estuve entrevistando a unas 220 personas, en Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guinea Bissau, Italia, Washington, de personas que conocieron en vida a Hugo Spadafora.
La idea no era escribir una biografía cronológica, sino una biografía novelada a partir de las anécdotas de vida, porque yo noté que poco se sabía de Hugo Spadafora, que era médico y había peleado en África, que se había alzado con los nicaragüenses, pero la historia de vida de él realmente era desconocida, y lo que más se conocía lamentablemente era la parte morbosa de cómo murió, es decir lo decapitaron, la prensa en ese tiempo se cegó en ese detalle y cuando consultaba los periódicos de la época en casi todos lo que aparecía como apareció el cuerpo, el corte.
Yo quise que el pueblo panameño y sobre todo las mas jóvenes generaciones conocieran ese impacto de Hugo Spadafora para la historia de Panamá, pero que no lo conocieran como una estatua de mármol, sino a través de su vida.
En el libro encontrarán la historia de él con su primera esposa que lo acompañó en Guinea Bissau, y que el padrino de la boda fue nada menos que Amílcar Cabral. Ese tipo de cosas están reflejadas en el libro.
¿Muchos de esos detalles su familia no las sabía?
En la conferencia de prensa los familiares de Hugo dijeron que conocían un 10% de lo que decía el libro.
Básicamente lo que yo quería era reconstruir la vida de Hugo de manera que la gente pudiera verlo, no decirle que Hugo fue un hombre bueno sino escribir una anécdota que demostrara que era así, por ponerte un ejemplo, cuando estuve en San Miguelito de pronto una persona que yo iba a entrevistar me llevaba a otra persona y de allí a otra persona y yo que fui a una entrevistar a una sola persona por una anécdota cuando salía de allí llevaba 20 anécdotas, porque todo el mundo tenía algo que agradecerle a Hugo en el periodo que él estuvo trabajando en San Miguelito, otro momento desconocido de su vida.
Otro ejemplo es cuando fundó con el doctor Ricardo Velásquez una clínica en la que prácticamente regalaban las medicinas y la tuvieron que cerrar porque quebraron.
¿Cómo se hace para contar una historia de una persona que nunca conoció?
Fueron dos años de investigación, en el que yo no hice otra cosa, estuve investigando y buscando información, por un lado escribiendo y por otro lado empapándome de la historia de Panamá, la cruzada civilista, los personajes históricos de la época, algunos los pude entrevistar, fue un periodo intenso de investigación, y es que Hugo tenía una vida de novela, es un personaje que nos demuestra a los escritores que nosotros somos unos tontos que pensamos que inventamos las historias,
Hugo tiene una vida que no había que inventarle absolutamente nada, como si alguien le hubiera escrito el guión completo. Eso te apasiona, como una persona simple puede impactar tanto a una sociedad a partir de pequeños gestos humanos, de un pensamiento muy humanista que iba contra todas las ideologías porque lo único que le importaba era lo humano que había en una ideología, inicialmente fue un hombre de izquierda que luego se fue contra la izquierda porque iban contra sus principios humanistas, y cuando me di cuenta ya había escrito el libro.
En su web leí algo que usted se declaraba loco, ¿hay que estar loco para escribir?.
Yo lo digo en un sentido que soy un hombre que he defendido la libertad en todos los sentidos, yo recuerdo que mi padre que fue uno de los gestores de la revolución cubana, me dijo cuándo tenía 14 años «yo hice esta revolución para que tu pudieras decir siempre lo que tu quisieras siempre que pensaras aunque estés equivocado, es tu derecho», crecí con esa norma y me fue muy difícil entonces encontrarme con censuras en mi país (Cuba), lo he vivido donde quiera que he ido, como periodista me han censurado porque cuando tú te planteas la libertad de expresar, como dice Vargas Llosa, un escritor tiene que ser una persona cuya ideología acuerde siempre el bien del ser humano, criticar aquello criticable sea de la izquierda o de la derecha o de la tendencia ideológica que sea, y en un mundo donde eso no se respeta en lo absoluto hacerlo es algo de locos, por eso yo defiendo la libertad de los locos, que actúan sin pensar, hacen lo que quieren, son libres en su modo material, pero en este caso me refiero a defender ese derecho del ser humano de ser lo que él es y no a vivir de acuerdo a las conveniencias ni a las convivencias con determinados procesos o momentos históricos.