Al Jazeera. Qatar, 24 de enero de 2011
Por Muhsim Al’Ramly
Amir Valle (Cuba, 1967). Escritor, Ensayista, Crítico Literario y Periodista. Ha obtenido importantes premios literarios en la isla y en países como Colombia, República Dominicana, Alemania y España en los géneros de ensayo, cuento y novela. Ha publicado más de una veintena de títulos de cuento, novela, ensayo y testimonio. Saltó al reconocimiento internacional por el éxito en España de su serie de novela negra “El descenso a los infiernos”, sobre la vida actual en Centro Habana, integrada por Las puertas de la noche (España, 2001; Puerto Rico, 2002 y Alemania, 2005), Si Cristo te desnuda (Cuba, 2001; España, 2002 y Alemania, 2006), Entre el miedo y las sombras (España, 2003 y Alemania, 2007), Santuario de sombras (España, 2006 y Alemania, 2008) y Largas noches con Flavia (España, 2008). Su libro Jineteras obtuvo el Premio Internacional Rodolfo Walsh 2007, a la mejor obra de no ficción publicada en lengua española durante el 2006. Santuario de sombras se alzó con el premio NOVELPOL de los lectores españoles a la mejor novela negra publicada en el 2006 en España y en el 2008 obtuvo el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona, de España, con su obra Largas noches con Flavia. Su obra narrativa ha sido elogiada por escritores como Augusto Roa Bastos, Manuel Vázquez Montalbán y Mario Vargas Llosa. Acaba de publicar una historia novelada sobre la capital cubana: La Habana. Puerta de las Américas (alMED Ediciones, España, 2009). Actualmente dirige OtroLunes. Revista Hispanoamericana de Cultura.
¿Cómo ves la situación actual en Cuba en general y que crees que va a ser su futuro?
Lamentablemente en Cuba se está fortaleciendo una estructura de poder político que indica que lo que quiere hacer el gobierno de Raúl y Fidel es pasar el poder a sus herederos. Existen múltiples evidencias de los negocios, inversiones y contactos financieros que buscan centralizar todos esos poderes en manos del «clan Castro». Actualmente, en los puestos más importantes del poder económico, financiero, de las comunicaciones y en varios sectores importantes del poder político, Raúl Castro ha colocado a miembros jóvenes que llevan su apellido o son familias de dirigentes muy cercanas a ellos. A pesar de sus desigualdades sociales, Cuba era en 1959 uno de los países más prósperos de América Latina y 51 años después es un país tan pobre que sólo superamos en riqueza a Haití y Bolivia, en América Latina. Hoy somos un país pobre, pero tenemos, además, todas esas desigualdades sociales, todos esos males, que Fidel prometió erradicar con el socialismo. Sobre el futuro… confieso que soy pesimista. En Cuba no habrá cambios al menos en 10 o quince años y, por desgracia, creo que en ese futuro veremos convertidos en magnates capitalistas a muchos que llevan años pidiéndole al pueblo sacrificio para salvar el socialismo mientras ellos viven como millonarios en un país de mendigos.
¿Cómo es la situación de la cultura y la literatura cubana en el presente?
Hoy la literatura cubana es mucho más rica que en otros tiempos: hay una fuerte literatura que se escribe en la isla, con autores y obras muy importantes; y hay también una fuerte literatura que se escribe en muchas otras partes del mundo, con autores y obras también muy importantes. Eso ha provocado un cambio: por primera vez en décadas, los escritores ya no partimos la literatura en dos partes: el adentro y el afuera. Ahora hablamos de una sola literatura, sin que importe el lugar donde se esté escribiendo. Lo mismo sucede en otras áreas de la cultura. Claro, es lógico que eso haya sucedido porque miles de artistas y escritores han emigrado. Para ponerte un caso: de mi promoción, en 1984, cuando empezamos a escribir, éramos 52 escritores jóvenes, y hoy sólo quedan en Cuba 7, el resto vive fuera de Cuba.
¿Qué crees que se puede hacer para acercar más la cultura árabe y la cubana?
Por desgracia, el primer puente, la traducción, es un gran problema: existen pocos traductores de literatura árabe al español, y mucho menos traductores del español al árabe. Lo primero sería encontrar esos traductores. Lo segundo sería hacer algo como lo que hizo Alejo Carpentier en los años sesenta: elegir qué autores son imprescindibles para traducir y publicar. Nosotros, los cubanos, tuvimos la suerte de que por aquella idea de Carpentier, se publicaron en Cuba las obras de un grupo de importantes autores árabes clásicos y del momento: desde Al Mutanabi hasta Nizar Qabbani o Mahmud Darwich; desde los cuentos de Las Mil y una Noches y «Zaynad» de Muhammad Husayn Haykal hasta Gibran Jalil o Tayeb Saleh. Y lo tercero sería crear espacios de difusión donde, mano a mano, escritores árabes y cubanos o de lengua española, busquen restablecer los puentes de conctacto que existen entre nuestras dos culturas. Quizás la internet sea un buen espacio para eso.
¿Qué diferencia existe entre tu residencia en España y Alemania?
Cuando vivía en Cuba siempre quise convertirme en eso que algunos han llamado «ciudadano del mundo». Hoy creo serlo: vivir en Europa y poder cambiar de un país a otro sin tener que enseñar un pasaporte te enriquece enormemente pues para conocer una cultura distinta sólo tienes que sacar el tiempo y encontrar un poquito de dinero para pagar el viaje que suele ser bastante barato si lo comparamos con otros tiempos. Siempre admiré la cultura alemana, una de las culturas más poderosas del mundo occidental, y vivir hoy en medio de esa cultura, en medio de esa lengua, ha sido una experiencia irrepetible. Además, tengo a España a un par de horas de viaje y por eso paso buena parte del año hundido de lleno en la cultura española, que es mi cultura de origen. Es realmente enriquecedor vivir así.