El Nuevo Herald. Miami, Estados Unidos, 22 de octubre de 2006
Por Anita Snow
LA HABANA (AP) – Un escritor cubano de novelas detectivescas y un reciente libro documental sobre la prostitución en la isla dice que no ha desertado a Alemania pero que no sabe cuándo podrá regresar a su país, si acaso.
Amir Valle, que vive en Berlín con su esposa y su hijo de 5 años, dice que pensaba regresar a Cuba unos pocos meses después de salir para una gira europea de promoción de su libro.
«Pese a que llevo ya varios años manifestando mi pensamiento contrario al pensamiento oficial», dijo por correo electrónico desde Berlín a la oficina de la AP en La Habana, «tenía decidido permanecer en Cuba porque creo que allá es donde mi modo de pensar y actuar es más válido».
Pero un año después, el celebrado autor de 40 años dice que no tiene la documentación de su gobierno para regresar. Después de meses de confusión sobre su situación, Valle dice ahora que si se le permite regresar, sólo lo hará según su propio parecer y conveniencia.
«Muchos intelectuales cubanos que llevamos años pidiendo que se anule esa absurda regulación de entrada y salida al país no hemos recibido ni una respuesta, excepto la clásica ‘se está discutiendo'», dijo Valle.
Aduciendo la defensa de la seguridad nacional, Cuba es uno de los pocos países que exige a sus ciudadanos obtener un «permiso de salida» tanto para viajes temporales como para emigrar.
Valle dijo que accedió a ser entrevistado para aclarar su posición y rebatir versiones recientes de que hubiese desertado. Agregó que algunos comentarios que formuló este mes en la Feria del Libro de Francfort fueron citados erróneamente, lo que llevó a algunos a creer que estaba buscando exiliarse.
«Mi intención no es la de ‘quedarse’ en el sentido clásico», escribió, aludiendo a los cubanos que aprovechan los viajes al exterior para no volver.
En cambio exige «mi derecho a regresar a Cuba cuando yo lo estime conveniente de acuerdo a mis actuales compromisos internacionales».
No está claro por qué Valle no tiene la documentación del gobierno cubano que le permita regresar.
No es infrecuente que los cubanos se excedan del plazo de sus permisos de salida, lo que crea problemas con las autoridades de inmigración en Cuba que puede tardar años en resolverse.
Valle, que viajó acompañado de su esposa Berta, dijo que solicitó con tiempo la renovación de su permiso de salida, pero que el gobierno nunca le respondió.
El escritor cree que sus dificultades son resultado del descontento oficial por su libro sobre la prostitución en Cuba, recientemente publicado por la editorial española Planeta con el título de Jineteras.
Sus novelas de ambientes sombríos describen prostitutas, comerciantes de drogas, vendedores del mercado negro y otros personajes marginales de la sociedad cubana, y han recibido la aclamación oficial además de varios premios nacionales en Cuba.
Pero Jineteras es documental e incluye extensas entrevistas con personas vinculadas con negocios ilegales en la isla, incluyendo una prostituta que según él fue famosa en la década pasada.
El gobierno cubano no ha comentado oficialmente sobre el caso de Valle. Pero una mujer en el departamento de relaciones interiores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que manejó la documentación para el viaje de Valle al exterior, cuestionó su versión esta semana.
Negándose a dar su nombre, insistió enérgicamente en que el permiso de salida de Valle fue extendido en marzo y que los documentos fueron entregados a la embajada cubana en Madrid. No dio detalles ni dijo por cuánto tiempo era la extensión.
Valle dijo que recién se enteró de la extensión el mes pasado _seis meses después que supuestamente fue emitida_ cuando visitó el consulado cubano en Berlín para tratar la situación migratoria de su esposa. Afirmó que el funcionario consular que se lo comunicó nunca volvió a llamarlo para darle los detalles.
El autor dijo que había planeado un viaje de tres meses cuando salió de Cuba en octubre del 2005 para promover su nueva novela en el festival Semana Negra de Gijón, España.
Al igual que sus anteriores novelas de detectives, Santuario de sombras presenta al teniente de policía Alain Bec y su compañero Alex Varga por los ambientes sombríos de la vida cubana, en este caso el mundo del tráfico de inmigrantes ilegales.
Finalizada la gira literaria, la editora española Almuzara invitó a Valle a formar parte de un jurado literario y el autor solicitó una extensión de su permiso de salida a fines de diciembre.
Mientras tanto se estaba sintiendo la repercusión de Jineteras y Valle dijo que concedió varias entrevistas en las que criticó a su gobierno y que probablemente irritaron a las autoridades.
Agregó que a los funcionarios del gobierno no les hizo gracia el libro, que según dice ha circulado en la isla mediante fotocopias distribuidas entre amigos.
Aunque no pertenece a la oposición organizada en Cuba, Valle dice que su amistad con varios opositores bien conocidos probablemente tampoco le ha caído muy bien a las autoridades.
«Aunque ha criticado públicamente al gobierno, él siempre me ha dicho que quiere quedarse en Cuba», dijo el historiador y opositor moderado Manuel Cuesta Morúa, quien calificó a Valle como uno de los escritores cubanos más importantes de su generación.
Manuel Vázquez Portal, escritor y ex preso político que salió de Cuba el año pasado y está viviendo en Estados Unidos, comentó: «Es casi una tradición que el gobierno cubano trate primero de amordazar a sus pensadores, castigarlos luego, y más tarde _casi siempre cuando han muerto en el exilio_ rescatarlos como figuras de la cultura nacional. Son innumerables los casos».
«Amir Valle tiene todo el derecho, si así lo desea, de regresar a Cuba, entrar y salir cuando se le antoje, y escribir con toda la grandeza y la cubanía que lo caracteriza; para ello ha fraguado ese carácter honesto que lo distingue».
Valle dijo que viajó a Alemania en la primavera cuando expiró su visa española para tomar una beca de seis meses, a la que sucedió la actual de un año con el programa de Escritores en el Exilio, de PEN en Alemania.
El autor y su esposa se reunieron recientemente con su hijito después que el gobierno accedió a dejarlo viajar a Berlín, donde ahora la familia trata de aclarar su futuro.
«No le estoy pidiendo al gobierno cubano que me deje entrar al país; le estoy exigiendo mi derecho a entrar y salir cuando yo lo decida y esté en condiciones de hacerlo, como hace cualquier otro ciudadano del mundo», concluyó.