Fidel Castro es un cínico

La Estrella. Panamá, 8 de mayo de 2011

Por Luis Pulido Ritter

Durante una conferencia en Niza.

Durante una conferencia en Niza.

El cubano Amir Valle, entrevistado por Facetas, ha sido merecedor de innumerables premios tanto por su obra literaria y ensayística como periodística.

 

¿No habrá sido La Habana, su gente, una gran víctima de la Guerra Fría por haber sido, precisamente, una gran protagonista de la misma?

Cuba fue y es víctima de la Guerra Fría pues nuestros gobernantes siguen actuando como si no hubiera terminado. Tampoco hay que olvidar que existe un embargo que dificulta el desarrollo económico, pero que no es tan cerrado porque, entre otras contradicciones, según datos del gobierno cubano hay más de 250 empresas norteamericanas comerciando con Cuba. Pero la debacle económica se debe a lo que los cubanos llamamos el ‘bloqueo interno’: todas esas absurdas medidas de la dictadura que atan las manos de un pueblo que antes de 1959 era uno de los más prósperos y creativos de América Latina y del mundo.

 

Una cosa es segura en Cuba: hay una verdadera dictadura. Pero, ¿Cómo ves a las llamadas “democracias” del resto del continente con fuertes vicios y atavismos hacia el autoritarismo y el nepotismo?

No existe el paraíso ni en las llamadas democracias, ni en esos sistemas dictatoriales que se autotitulan ‘de izquierdas’. Las cifras de la realidad muestran que el ‘despertar’ de movimientos populares en América Latina sólo ha servido para colocar a caudillos demagogos en el poder. Venezuela tiene hoy más pobreza y problemas sociales que cuando gobernaban otros ‘demócratas’; Nicaragua es aún uno de los países más pobres del mundo; Bolivia, una nación depauperada. Lejos de resolver los graves problemas sociales de esas naciones, sus gobernantes han distribuido la pobreza entre mayores sectores del pueblo. Incluso los que han logrado una mejor gestión están hundidos en una corrupción galopante que impide un verdadero despegue. Lamentablemente, nuestros dirigentes, sean de la tendencia política que sean, siguen lanzando la culpa de nuestros problemas sociales sobre otros (Estados Unidos, la Unión Europea, el capitalismo…), sin asumir que su propia miseria moral es la mayor responsable.

 

En tu libro llama la atención tu preocupación por una Habana sin verde, ¿por qué?

Fidel Castro es un cínico en sus ‘Reflexiones’ sobre la decadencia ecológica del planeta. Es cinismo porque es el gran culpable de repetidas catástrofes ecológicas en Cuba cuando en los años setenta improvisó sus ‘Planes de desarrollo’: mandó a talar extensas plantaciones de árboles frutales en La Habana para sembrar café, alterando el equilibrio biológico; ordenó eliminar las plantaciones naturales de cientos de miles de hectáreas de todo el país para sembrar pangola y otras yerbas supuestamente mejores para alimentar el ganado, cuando juró convertir a Cuba en la mayor nación exportadora de leche y carne de vaca de todo el mundo, cosa que jamás se logró; ordenó talar enormes extensiones de tierra con árboles maderables para sembrar caña y luego, al cambiar de idea, se abandonaron muchos de esos campos que hoy están cubiertos de Marabú, un arbusto espinoso difícil de eliminar, que provoca gran erosión y alta salinidad en la tierra; ordenó construir pedraplenes (caminos en el mar) para unir la isla con sus cayos, provocando una variación absoluta de la circulación y reflujos de las aguas territoriales, lo cual alteró la fauna y la flora de buena parte de las costas cubanas. Y en materia arquitectónica: La Habana, donde en 1959 armonizaban edificaciones y áreas verdes (hermosos parques, fuentes públicas, mucho verde…), fue convertida en esa ruina de hoy, sencillamente porque no se dedicó recursos a recuperar la arquitectura y, además, ordenó ocupar los espacios libres con edificios de viviendas (horrendos) ‘para el pueblo trabajador’. Por suerte hoy, cuando ya no abundan esas improvisaciones, los científicos cubanos se plantean recuperar lo perdido en materia ecológica.

 

¿Los escritores de la diáspora cubana son leídos en Cuba?

Quienes salieron al exilio han escrito una literatura tan sólida como la que se ha escrito dentro de la isla, pero esos autores de la diáspora no son leídos por el pueblo cubano. Son leídos, en muchos casos, por los propios escritores e intelectuales cubanos que viven en Cuba, pero los programas culturales de la Revolución los excluyen casi totalmente y publican sólo a los que viven fuera de la isla y se manifiestan públicamente a favor del gobierno. El caso más notable es el Diccionario de la Literatura Cubana de donde se eliminó a las más importantes figuras de nuestras letras que habían marchado al exilio.

 

¿Crees que La Habana volverá a ser nuevamente una de las ciudades más progresistas de Las Américas?

Acabó el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba y todo parece indicar que los dinosaurios que dirigen el país estarán ahí por diez años más. El futuro dependerá de cómo sepamos dejar a un lado las profundas heridas personales y sociales que la dictadura nos ha hecho para crear una nación nueva, renacida en el perdón, la tolerancia y la pluralidad ideológica. He visto a los cubanos abrirse camino en el exilio en las peores circunstancias y he visto a los cubanos en la isla inventando para sobrevivir en medio de la debacle económica y social. Confío en esas fuerzas para construir una Cuba más digna, justa y progresista para todos los cubanos.