Hugo Spadafora odiaba la muerte, le dolía mucho

Panamá América, Panamá, 1 de diciembre de 2013

Por Egbert Lewis

 

Un nuevo libro muestra una imagen más justa del médico guerrillero asesinado hace 28 años

panama-america-foto-carlos-castroA pesar de su aparente inclinación hacia la violencia y la forma trágica como le segaron la vida, Hugo Spadafora Franco creía en la paz, le dolía la muerte y se sentía más seguro en Panamá que en cualquier otra parte.

Personalmente, Hugo había calculado vivir por lo menos hasta los 80 años, así se lo hizo saber a sus cercanos, mientras que Omar Torrijos lo veía como un buen relevo. Pero Manuel Antonio Noriega tenía planes distintos a los dos y, finalmente, les ganó la partida.

Estos son algunos de los aspectos que, en medio de un océano de información, se descubren en “Hugo Spadafora: bajo la piel del hombre”, un libro armado por el escritor cubano Amir Valle a petición de los Spadafora en vista de que en Panamá fue complicado encontrar a alguien que escribiera sobre el tema con imparcialidad o sin miedo.

“Hugo Spadafora bajo la piel del hombre” rescata al excelso humanista que fue el médico-guerrillero que luchó en tres continentes, se codeó con gobernantes y líderes de toda estirpe, apoyó luchas en siete países y que encontró la muerte en la frontera del suyo.

Pero, a juicio de Amir Valle, el gran valor del libro es que le devuelve a Hugo Spadafora Franco su verdadera imagen, la que va más allá del hombre decapitado que es la única referencia que tiene la nueva generación de él.

Este voluminoso texto, que fue presentado esta semana en la capital y en Chitré muestra a Hugo Spadafora como lo que fue, un adelantado a su época, un ciudadano universal o así como describe Carlos Alberto Montaner: “valiente, carismático, apuesto como actor de cine, idealista, luchador de la libertad y contra todas las injusticias”.

 

¿Por qué un libro sobre Hugo Spadafora?

Primero por una aspiración familiar de que la memoria de Hugo se preservara sobre todo para las generaciones actuales y posteriores de Panamá. Ellos se dieron cuenta de que durante mucho tiempo la mayoría de la información que existía sobre Hugo era o muy corta o muy dispersa, y en algunos casos tergiversada. Ellos querían que existiera por lo menos un corpus donde la gente pudiera acceder a un grupo de cosas generales.

 

¿Cómo dan con usted?

Me contactan y me proponen la investigación y escritura de este libro por la combinación mía como periodista y escritor, y sabiendo que yo tenía algunos libros publicados sobre temas históricos y de droga, básicamente en América Latina. Para mí la figura de Hugo era conocida antes de esta fecha y cuando comencé a investigar me di cuenta de que no sería muy bueno escribir una clásica biografía porque no iba a poder presentarles a los lectores al Hugo en todas las facetas más humanas y que eso lo podría hacer a través de la anécdota.

 

¿Por qué específicamente lo buscaron a usted si en Panamá hay gente que conoce la vida de Hugo Spadafora y también escribe?

Para mí fue interesante porque ellos me explicaron el proceso. Les propusieron el libro a algunos escritores panameños, aunque ellos siempre buscaban que ese escritor panameño, fuera quien fuera, no parcializara el libro hacia ninguna de las tantas tendencias que tiene la lectura de la vida de Hugo, por lo que desgraciadamente para algunos de ellos y para mi beneficio, estos escritores no quisieron emprender ese proyecto, y yo acepté porque me gusta la historia y el personaje. Ellos también querían que fuera un escritor que tuviera cierto reconocimiento y que, además, tuviera conocimiento del tema, y así fue que llegaron a mí.

 

¿De qué aperos se le dotaron para comenzar a andar sobre esta historia?

La familia me dio toda la información. Ellos tenían armarios llenos de periódicos, fotos y manuscritos, entre otros. Es decir, un material bastante amplio que le permitiría a cualquiera tener una idea de la vida de Hugo. Allí fue donde comencé a darme cuenta de que había tantas versiones sobre Hugo, tantas contradicciones y, sobre todo, tanta manipulación para desvirtuar su vida, que era necesaria una reconstrucción desde el punto de vista humano del personaje. Ahí es cuando les propuse que la investigación, además de los documentos, incluyera personas de todo tipo. Es decir, tanto los que fueron amigos de Hugo, los cercanos a él, incluso a algunos enemigos y de gente simple del pueblo. Yo estuve en San Miguelito, por ejemplo, donde la gente me habló de él y hasta esas anécdotas fueron importantes.

 

¿Qué puede aportar este libro de nuevo que no conozcan los panameños sobre Hugo Spadafora?

La familia, que conoce a Hugo más que todos los panameños, dice que más del 90% del contenido del libro para ellos era desconocido. Sobre Hugo, la gente conocía cosas muy generales y para mi orgullo, en el libro se aclaran ciertas anécdotas; ciertos momentos de la vida de Hugo que aparecían dentro del pueblo panameño en 10 versiones distintas. ¿Cuál era la versión original? Ese era uno de los puntos fundamentales y otro era buscar lo inédito. Todo el mundo sabía que él había estado en Guinea Bissau, pero pocos conocen qué hizo allá en realidad, dónde había estado, cómo vivió, en qué combates participó, cuál fue su relación con Amílcar Cabral y los otros del partido que años después, muchos serían presidentes de Guinea Bissau. Lo mismo pasó en Panamá, muchos decían bueno, Hugo fue médico, pero la gente no sabía cuál había sido la participación de Hugo como médico real. Esa fue una parte donde comencé a buscar anécdotas para darle cuerpo al Hugo médico.

 

Cuando se menciona a Hugo se le añade aquello de «el médico-guerrillero», ¿alguno de los dos roles tiene protagonismo en este libro, hay una combinación de ambos o qué?

Hago énfasis en el humanista. En Hugo hay una conjunción que me parece muy interesante. Él era una persona absolutamente antiguerrerista; él se dio cuenta de que tanto en África, primero, y después en América Latina, siempre iba a ser necesario un proceso guerrillero para debilitar esa primera barrera de paso a la democracia, pero su pensamiento no era realmente el del guerrillero típico porque era un hombre que odiaba la muerte, le dolía mucho. Una de las cosas que descubrí fue que él tenía una oposición a la muerte, y en una de las anécdotas del libro él le confiesa a su padre que él no quería que en Panamá hubiera una guerra como las guerras que él había vivido, y que estaba trabajando para que la guerra y sus connotaciones no llegaran acá. Por desgracia llegaron, pero cuando ya él estaba muerto.

 

Siempre se ha dicho que quien tiene una vida violenta perece violentamente. ¿Era Hugo Spadafora consciente de eso?

Eso también lo dijo él mismo. Él decía que quería morir en el combate; sin embargo, a sus hijos les decía que se iba a morir de viejo, que iba vivir hasta los 80 años. Allí se ve que en él no había un concepto de guerrerista como tal, y lo fundamental es que muchos de los que estuvieron al lado de él le dijeron eso varias veces: ‘cuando uno tiene una vida violenta, tiene la posibilidad de morir violentamente’. Y la respuesta de Spadafora era siempre que uno viva una vida violenta, y si esta representa una prosperidad futura para el pueblo, yo estaría dispuesto a sacrificarme.

 

¿Se referiría exclusivamente a morir en combate o en las circunstancias conocidas?

Una de las cosas que intento demostrar en el libro mediante un grupo de anécdotas, es que esa muerte lo sorprendió. Él estaba absolutamente confiado de que en Panamá no le iba a pasar nada. A todos sus amigos les decía que si le pasaba algo, sería a través de un atentado o bala en el campo de batalla, como había visto morir a muchos compañeros. Esa muerte a él lo sorprendió absolutamente.

 

¿Quién o quiénes deberían leer este libro?

Está hecho para todos los panameños. Cuando yo comencé la investigación, me llamó mucho la atención que acá en Panamá, había un grupo de zonas de la historia de Panamá -por lo menos en los años 80-, sobre las cuales no se quería hablar por determinadas razones. Y cuando se hablaba de esas lagunas, se hacía muy parcialmente o de manera manipulada, entonces eran hitos que marcaban un antes y después. La misma vida de Hugo marcó un antes y después en la historia de este país y provocó un estallido de acontecimientos sucesivos. Acá había poca información; la gente conocía las generalidades, pero a la hora de la verdad, no sabían ni siquiera qué consecuencias había traído la muerte de Hugo o el quehacer de Hugo en vida. Por eso yo pienso que este libro es más que nada una primera propuesta de la necesidad que tiene el pueblo panameño de rescatar esa memoria histórica que se está perdiendo y que es reciente.

En principio, el libro es para todos los panameños, pero sobre todo, para los jóvenes, para esas nuevas generaciones que solamente han escuchado hablar de Hugo de manera general en algunos casos, para vergüenza nuestra como periodistas, de un modo bastante morboso porque una de las cosas que más me chocó fue cómo la prensa en general se cegó con el hecho de que a él lo decapitaran; y a todo lo demás, toda la herencia, todo lo que significó, todo el pensamiento que él representa, se lo pasaban por encima.

 

¿Quedaron unidas para siempre las historias de Hugo Spadafora y de Manuel A. Noriega? ¿Hay algo en el libro para el antiguo hombre fuerte de Panamá? ¿Le gustaría que él lo leyera?

Pienso que debería leerlo a ver si se le abre un poco la conciencia y pide perdón a los panameños por las cosas que hizo. Básicamente, me propuse que no fuera un libro contra Noriega; este libro no quiere incentivar viejas luchas ni viejas guerras entre una y otras facciones, es un libro que sencillamente está mostrando una realidad que sucedió en donde existía el conflicto entre los dos, pero lo que importa es lo que se produjo, tras esa muerte, tras ese pensamiento de Hugo y qué queda para hoy en Panamá, porque se pueden repetir esos errores y la historia. Lo que importa es el mensaje que puedan recibir sobre cómo afectaron la historia y cuán culpables o inocentes pueden ser dentro de esa historia.

 

¿En qué consistía lo que usted califica como pensamiento de Hugo?

Mientras más analizo la política panameña, me doy cuenta de esa necesidad de lo que Hugo planteaba. En aquellos años él hablaba de unidad nacional, hablaba de rescatar lo mejor del torrijismo y el arnulfismo y lograr un país mejor, en el cual estuvieran básicamente el humanismo como plataforma, como punto focal. Hizo mucho hincapié en que lo importante era el individuo, el pueblo, la satisfacción satisfacción que como político se le debe al pueblo. Decía que el político no debía vivir del pueblo, sino para el pueblo.

Estos pensamientos coinciden con los de su gran maestro que fue Amílcar Cabral y están plasmados en su primer libro “Experiencia y pensamiento de un médico guerrillero” como en el segundo “Las derrotas somocista y comunista en Nicaragua”, en los que analiza por qué estas ideologías fueron derrotadas. Además, su pensamiento está también en cientos de artículos periodísticos.

 

En su investigación, ¿pudo confirmar alguna aspiración presidencial de Hugo Spadafora?

Una de las cosas que se habla en el libro es que varios de los protagonistas que estuvieron cerca de Torrijos, muchos de los cuales entrevisté, tenían la impresión de que Torrijos estaba preparando a Hugo como el futuro presidente del país. Hugo y Torrijos coincidían en algunas cosas, a pesar de sus diferencias, y Hugo se las decía, pero nunca lo pensó.

 

Entonces, ¿ratifica su libro que Torrijos protegía a Hugo y lo estaba preparando para cuando llegara la transición?

Sí, porque de ese mundo político, Hugo era el que mejor podía unificar al político, al intelectual, al estadista y al estratega. Todo eso estaba en Hugo, y Torrijos lo sabía. Hugo no lo pensaba, además no lo quería creer. Hay muchas anécdotas en el libro en las que se negaba a la idea de ser presidente, pero la gente con la que se encontraba por todos lados le decían que debía venir para postularse como presidente. Él se sentía orgulloso de que fuera la gente del pueblo la que estuviera pensando en él para eso.

 

¿Qué pregunta le haría a Hugo Spadafora si tuviera la posibilidad?

¿Cómo pudo vivir tan intensamente? Como dijera Carlos Alberto Montaner, Hugo Spadafora fue más largo que la vida. Cómo en

45 años, en menos de 20 pudo desarrollar la vida de un hombre de casi 80; eso es realmente impresionante, vivir con la intensidad con la que lo hizo. Estamos hablando de un hombre que tuvo tres matrimonios, tuvo tres familias, hizo guerras en tres continentes, estuvo relacionado con las más altas esferas políticas de cinco países en este continente, impactó las luchas de otros continentes, o sea, era un hombre absolutamente apasionado y esa pasión se trasladó a un hecho muy intenso de vivir. Esa sería la pregunta: ¿Cómo se puede vivir tan intensamente?

Vea aquí la entrevista original en pdf:

Hugo Spadafora odiaba la muerte, le dolía mucho