Periódico Juventud Rebelde. Cuba, 2 de febrero de 2001
Por Dean Luis Reyes
Hoy se inicia en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña la X Feria Internacional del Libro de La Habana. JR acerca a sus lectores a uno de sus protagonistas.
Debe ser excepcional para cualquier autor que se junten en una Feria del Libro de La Habana la presentación de tres de sus obras más recientes. Más, el lento transcurrir de un manuscrito por nuestras imprentas puede propiciar tales sobresaltos o, como en el caso que me ocupa, la demencial capacidad de trabajo de un hombre que produce cuartillas sin descanso.
Amir Valle Ojeda (Santiago de Cuba, 1967), periodista de oficio y escritor emergido de la explosión creativa de los años 80, ha pasado a ser un rostro casi tan popular como el galán de la última telenovela tras encargarse, junto a otros conferencistas, de los cursos sobre técnicas narrativas recién transmitidos por nuestra televisión, pues desde antes era profesor del Taller de Creación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Como si no bastara con el puñado de títulos que ya tiene publicados, para completar su semblanza aparecen de golpe dos de sus novelas más recientes y un cuaderno de ensayos.
Háblame de tus nuevos libros.
Brevísimas demencias: El cuento cubano de los años 90, es un compendio de los estudios que hice durante más de varios años sobre la narrativa de esa década, sobre el fenómeno que surgió en los 80 con autores como Alberto Garrido, Gumersindo Pacheco , José Mariano Torralbas, Roberto Rodríguez Lastre y qué aportó a la narrativa cubana de fin de siglo, e incluso algunos vaticinios en relación con las recientes promociones.
La novela Si Cristo te desnuda es la segunda parte de una pentalogía con la que gané un premio en Alemania, y está emparentada con la narrativa socio-policial, pues parte de un supuesto suceso delincuencial y a partir de ahí cada libro se introduce en un escenario distinto de la realidad cubana de hoy. En este, el objetivo es sumergirse en la marginalidad homosexual en Cuba, pues se trata de un crimen por una pasión homoerótica que transcurre fundamentalmente en los barrios de La Habana Vieja y está basada en un hecho verídico.
Por último, de España viene la primera parte de la serie Las puertas de la noche, que transcurre en el mismo mundo que Habana Babilonia o prostitutas en Cuba, de próxima aparición también en Europa. Parten de experiencias que tuve desde el punto de vista periodístico y testimonial relacionadas con elementos de la vida marginal como son el mercado negro y la prostitución. De allí tomé historias que me parecieron muy interesantes y las novelo.
Este no es el policía de Padura, que está ahí obligado de algún modo a serlo; a mi personaje le gusta ser policía, tiene la capacidad intelectual para hacer otra cosa y, por desgracia, resulta un policía mediocre. Es, además, un gran racista, así que ahí propongo una mirada a ese fenómeno presente aún en la sociedad cubana. La tercera es una novela que transcurre en el universo de la intelectualidad, donde van a aparecer muchos personajes que hoy realmente existen, mientras que las restantes serán como recuerdos del protagonista, pues el elemento que va a iluminarlo en su iniciación en el bajo mundo es una prostituta cuyo padre resulta ser Alex Vargas, personaje real y uno de los guardaespaldas de Meyer Lansky.
Está claro que tu experiencia como periodista está en tu obra, así que supongo incluso que el investigador ser como un alter ego.
Yo no puedo escribir de otra cosa, salvo en mis primeros cuentos, donde la fabulación era casi absoluta. Con el tiempo me di cuenta de que esa fabulación está apoyada en una realidad, que no tiene necesariamente que ser una realidad cubana: lo que más me importa es el conflicto humano. En estas novelas el escenario es Cuba, pero insisto en que su lectura más directa sugiere un sitio donde están ocurriendo grandes traumas, transformaciones, desgarramientos humanos que no sucedieron hasta los 90. Esos cambios se reflejan en los protagonistas, pero como referencia. Los problemas de hoy fueron material para el periodista que soy y, quizás interesado solamente en la parte periodística, llegué al testimonio. Así reconocí que esta gente contaba una realidad tan fuerte que no necesitaba fabular tanto; por ello traté de respetarla lo más posible, reconociendo al mismo tiempo el material para cuentos y novelas donde podía analizar el asunto con las herramientas de la ficción. El tránsito fue del simple trabajo periodístico a la comprensión de la testimonialidad presenta en tales historias; todo se produjo al mismo tiempo.
«Tatuajes«, que es una novela terminada hace dos años, es la historia de una prostituta que descubre el yerro que constituyó su vida por buscar un sueño irrealizable. Tal es la historia central de Habana Babilonia., pero esa mujer existió, fue el gran amor de mi mejor amigo, además de una de las faraonas, que es como en La Habana llaman a las grandes prostitutas. Su historia está contada con sus propios palabras en los libros de testimonio y está en la novela con un poco más de ficción.»
¿Cómo percibes la evolución de tu propia literatura en ese debate entre la fabulación y lo real-cotidiano?
Lo he resuelto de la forma más fácil, pues ser periodista me permite transitar otros campos. Me siento satisfecho al decidir: este tema lo abordaré desde la perspectiva del periodismo y estos otros pueden aportar suficiente material para escribir un testimonio, que es una especie de salto hacia la literatura; de manera que puedo manipular el tema con libertad sin el trauma que genera no saber cómo tratar con la realidad. Por otro lado, ya uno tiene cierta intuición que te advierte cuándo un asunto se revela con sustancia literaria. El factor humano es lo que salva cualquier tipo de literatura, no sólo la de ficción absoluta, sino al testimonio y el periodismo. Y creo que esa preocupación se ha ido unificando en toda mi obra hasta hoy.